El caso de Adriana Díaz, mujer con presunta esquizofrenia que protagonizó incidentes en Bogotá, reabre el debate sobre la atención en salud mental en Colombia. Autoridades reaccionan mientras se evidencian fallas en el sistema y crece la preocupación ciudadana.
El caso de Adriana Díaz ha encendido las alarmas en Bogotá y en todo el país. La mujer, diagnosticada presuntamente con esquizofrenia, ha sido vista en múltiples espacios públicos actuando de forma errática y confrontando a desconocidos. Sus comportamientos, grabados y viralizados en redes sociales, han generado temor entre los ciudadanos y, al mismo tiempo, compasión por su evidente estado de vulnerabilidad.
Frente a esta situación, la Secretaría de Salud de Bogotá afirmó haber activado los protocolos de atención en salud mental para brindarle acompañamiento. No obstante, este episodio pone sobre la mesa una realidad preocupante: el sistema de salud mental en Colombia no está preparado para atender casos como el de Adriana con rapidez y eficiencia.
Actualmente, el país cuenta con apenas dos psiquiatras por cada 100.000 habitantes, una cifra alarmantemente baja frente a los estándares internacionales. Además, el estigma que persiste alrededor de las enfermedades mentales impide que muchas personas busquen ayuda oportuna.
El caso de Adriana Díaz no solo evidencia una necesidad urgente de fortalecer el sistema de salud mental, sino que también nos obliga a reflexionar sobre cómo tratamos socialmente a quienes enfrentan trastornos mentales. La atención integral y sin estigmas ya no puede ser una opción, debe ser una prioridad.