Por: Chucho Martínez

La mejor muestra de que el país necesita reconfigurarse sigue siendo el estallido social, que exige a gritos cambios en todo el ordenamiento económico, social, político y ambiental. Petro recogió las banderas del estallido que lo llevaron a la presidencia, desde donde se suponía iba ejecutar las necesarias transformaciones que respondieran al llamado de otro país. Pero no ha sido posible porque los super ricos se han negado sistemáticamente a ceder parte de sus privilegios para recortar las desigualdades que originan descontentos. 

Cómo nunca se ha puesto en evidencia el control que tienen los super ricos, no solo de la economía, sino del congreso, la justicia y los medios de comunicación; pues todos a una, le han cerrado el paso a las grandes y necesarias transformaciones. El presidente ha puesto sobre la mesa de discusión los temas que han encontrado una férrea oposición que se convierte en una provocación al pueblo para que vuelva a levantarse, porque el país no quiere regresar al pasado -al de antes de Petro-, porque cada debate público va creando cultura y conciencia políticas. La otra papeleta puede no ser legal pero si legítima y se puede convertir en un hecho político de gran trascendencia para el país, tanto como se pretendía con la consulta popular. En este nuevo escenario necesitamos líderes pensantes no viscerales como todos los congresistas de Nariño que flotan en la mediocridad, la dislexia y la irresponsabilidad. Hay nuevas y mejores opciones para que representen a Nariño con dignidad y decencia. Cuando las aguas se estancan se pudren. 

Rayón. El bombardeo de Israel a Irán, lo mismo que de los EE UU a las plantas enriquecedoras de uranio, solo se explica a la luz de la caracterización imperialista y colonialista de ambos países agresores. Y es un pésimo preámbulo de una posible tercera y arrasadora guerra mundial que solo pueden detener los pueblos del mundo y no sus pésimos dirigentes