Las intensas lluvias de julio cambiaron el panorama hídrico en Bogotá. El sistema Chingaza, que abastece a más del 70 % de la ciudad, llegó al 89,71 % de su capacidad. Hace menos de tres meses, la Alcaldía implementaba racionamientos por la fuerte sequía de finales de 2024 e inicios de 2025. Chingaza al límite: embalses podrían desbordarse si continúan las lluvias.
Los embalses Chuza y San Rafael muestran cifras que no se veían desde 2022. Según la CAR, San Rafael está al 97,09 % y Chuza al 87,56 %. Aunque esto garantiza agua para los meses secos que se aproximan, también enciende alertas sobre posibles reboses si la lluvia no cede.

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Autoridades activan protocolos preventivos para evitar emergencias
La Empresa de Acueducto de Bogotá (EAB) implementa desde hace meses cambios operativos para controlar el volumen de agua. Natasha Avendaño, gerente de la entidad, explicó que se aumentó el uso de la planta Wiesner para equilibrar los niveles del embalse.

«Si los niveles llegan al punto crítico, activamos protocolos que alertan a las entidades de gestión de riesgo. Todo está coordinado para prevenir emergencias», aseguró Avendaño.
El director de la CAR, Alfred Ballesteros, explicó que los embalses nunca se dejan llegar al 100 %: «Oscilamos entre el 90 y 93 %, y a partir de ahí comenzamos descargas controladas». Además, recordó que la red de monitoreo, con más de 400 estaciones, permite actuar a tiempo.

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Temporada seca inicia pronto: alto caudal asegura abastecimiento
Hacia finales de julio comenzará la temporada seca, que se extendería hasta octubre. Las autoridades consideran clave mantener altos niveles en los embalses para garantizar el suministro en agosto y septiembre.
Ballesteros insistió en que el aumento de caudal no representa peligro: “No hay riesgo de inundaciones. Lo que tenemos ahora es una reserva estratégica de agua”.
Los embalses cuentan con salidas controladas, desagües de fondo y rebosaderos naturales que permiten drenar el exceso sin comprometer a las comunidades aguas abajo.

