
Bélmez de la Moraleda, Jaén, 1971. — Una simple mancha en el suelo de cemento cambió para siempre la vida de una familia y de todo un pueblo. Aquella figura difusa pronto adquirió forma de rostro humano, dando origen a uno de los fenómenos paranormales más célebres de España: las Caras de Bélmez.
El hallazgo inesperado
El 23 de agosto de 1971, María Gómez Cámara descubrió en el suelo de su cocina la primera de estas extrañas imágenes. Se trataba de un rostro que parecía surgir espontáneamente del cemento, con ojos, boca y expresión definida. Al intentar borrar la figura, el rostro volvió a aparecer en el mismo lugar.
Con el paso de las semanas, surgieron más y más imágenes: hombres, mujeres e incluso niños, todos con expresiones distintas. El fenómeno atrajo rápidamente la atención de vecinos, prensa y curiosos de todo el país.
Una cocina convertida en santuario
La casa de María se convirtió en un lugar de peregrinación. Se calcula que miles de personas visitaron Bélmez durante los años setenta para observar las misteriosas caras, que parecían cambiar de expresión, aparecer y desvanecerse con el tiempo.
Los habitantes del pueblo encontraron en ello tanto un motivo de orgullo como una fuente de controversia: ¿eran una manifestación sobrenatural o una farsa bien elaborada?
Investigaciones y polémicas
Expertos en parapsicología aseguraron que las caras eran un fenómeno paranormal único, posiblemente ligado a la historia trágica del lugar: bajo la casa se encontraron restos humanos, lo que reforzó la hipótesis de que se trataba de “rostros de almas en pena”.
Por otro lado, científicos escépticos realizaron análisis químicos que apuntaban a una manipulación con productos de origen orgánico o pigmentos. Sin embargo, nunca se logró demostrar de manera concluyente que las imágenes fueran un fraude.
Entre mito y tradición
Con los años, las Caras de Bélmez trascendieron el ámbito del misterio para convertirse en un elemento cultural y turístico. El pueblo creó un centro de interpretación, y aún hoy se reciben visitantes atraídos por el enigma que nunca fue resuelto.
Medio siglo después…
Más de 50 años después de su aparición, las Caras de Bélmez siguen dividiendo opiniones. Para unos, representan una de las pruebas más sólidas de lo inexplicable; para otros, son simplemente un ejemplo de sugestión colectiva y tradición popular.
Lo cierto es que, desde aquella primera mancha en 1971, el nombre de un pequeño pueblo andaluz quedó grabado en la historia mundial del misterio.
