A partir de este 30 de agosto de 2025, Bogotá experimenta una importante transformación en su infraestructura vial. Con el fin de avanzar en las obras del megaproyecto de la Nueva Calle 13, la Secretaría de Movilidad (SDM) y el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) cerraron los puentes de la intersección donde convergen la avenida calle 13, calle Sexta, carrera 50 y avenida Las Américas. Con este cierre, el distrito busca demoler las estructuras existentes, una acción necesaria para dar paso a un moderno intercambiador de tres niveles, un elemento crucial en la modernización de la principal entrada y salida de la ciudad por el occidente.
Un proyecto vial de alto impacto y grandes expectativas
La Nueva Calle 13 no es solo un proyecto de infraestructura, sino una apuesta por la movilidad y el desarrollo regional. Se estima que la obra, con una inversión superior a los $2 billones de pesos, beneficiará directamente a más de 500,000 personas de las localidades de Fontibón, Kennedy y Puente Aranda. El plan contempla la ampliación del corredor a diez carriles, cuatro por sentido para tráfico mixto y dos exclusivos para TransMilenio, lo que reducirá significativamente los tiempos de viaje. Además, la obra incluye la construcción de 14 estaciones, una ciclorruta completa y la renovación del espacio público, con el objetivo de entregar los puentes vehiculares en 2027 y el primer nivel en 2028.
Inicia la demolición de puentes en la intersección de Puente Aranda, estos son los cierres viales
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Estrategias para mitigar las afectaciones al tráfico
Para minimizar el impacto en la movilidad, el distrito autorizó un Plan de Manejo de Tránsito (PMT) detallado, que entró en plena vigencia el 1 de septiembre. La Secretaría de Movilidad implementó señalización y personal en vía para orientar a los conductores. A su vez, los desvíos vehiculares, diseñados para mantener el flujo en la zona, redirigen a los carros a través de calzadas lentas y vías alternas, así como en la Carrera 46 para conectar con la Avenida Las Américas. Los cambios de sentido en vías como las carreras 56, 47, 44 y 43, buscan optimizar el tránsito y brindar alternativas seguras a los miles de ciudadanos que se mueven por este importante sector.
El transporte público se adapta para la transformación
Mientras las obras avanzan, las autoridades garantizan la continuidad del servicio de transporte público. En primer lugar, los buses troncales de TransMilenio no enfrentarán cambios en su operación, ya que cuentan con carriles exclusivos para circular sin interrupciones. Por otra parte, las rutas zonales de TransMiZonal también continúan prestando servicio en la zona, utilizando paraderos y desvíos previamente establecidos. Para la seguridad de ciclistas y peatones, se han dispuesto senderos provisionales, asegurando un paso seguro a lo largo del corredor. De hecho, los horarios de operación del sistema de transporte no tienen ninguna modificación.
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La importancia de la corresponsabilidad ciudadana
La Secretaria Distrital de Movilidad, Claudia Díaz, ha señalado que, aunque los trabajos impactarán a miles de ciudadanos, el resultado final justificará las molestias temporales. Por lo tanto, el éxito de la operación dependerá de la colaboración de todos los ciudadanos. La entidad recomienda planificar los recorridos con antelación, recargar la tarjeta TuLlave, seguir las indicaciones del personal de tráfico y consultar los canales oficiales de información para mantenerse actualizado sobre las modificaciones. Con la corresponsabilidad de todos, Bogotá podrá disfrutar de una movilidad más ordenada y eficiente, mientras su infraestructura vial se transforma.