Hoy, 16 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, una fecha que va más allá de los platos y las recetas. Esta jornada, instaurada en 1981 en honor a la fundación de la FAO en 1945, busca generar conciencia sobre el hambre, la nutrición y el acceso equitativo a los alimentos. Más de 150 países se suman cada año a esta iniciativa, que pone sobre la mesa temas urgentes como la pobreza, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria.

Un lema que une esfuerzos
Este 2025, el lema “Mano de la mano por unos alimentos y un futuro mejores” marca el tono de la celebración. La frase resume un compromiso colectivo por mejorar la producción, la nutrición, el medio ambiente y la calidad de vida. En Colombia, donde la desigualdad alimentaria sigue siendo un reto, este mensaje cobra especial relevancia. Desde las zonas rurales hasta los centros urbanos, el acceso a alimentos saludables aún depende de múltiples factores sociales y económicos.
Alimentación consciente y sistemas resilientes
La FAO advierte que nuestros sistemas agroalimentarios enfrentan desafíos crecientes: conflictos, fenómenos climáticos extremos y mercados inestables afectan tanto la producción como la distribución. Mientras en algunas regiones el hambre persiste, en otras el desperdicio y el consumo excesivo se vuelven problemas silenciosos.
Por eso, el Día Mundial de la Alimentación no solo busca visibilizar la escasez, sino también promover hábitos saludables. Comer con atención, elegir productos locales y respetar los ciclos de la tierra son acciones que pueden transformar nuestra relación con la comida.
Más allá del plato: una responsabilidad compartida
La alimentación saludable no es un lujo, es un derecho. En Colombia, iniciativas locales como huertas comunitarias, mercados campesinos y programas escolares de nutrición muestran que es posible avanzar hacia modelos más justos y sostenibles. Sin embargo, aún queda camino por recorrer.
Este 16 de octubre, la invitación es clara: pensar en lo que comemos, cómo lo conseguimos y qué impacto tiene en nuestro entorno. Porque cada decisión alimentaria cuenta, y el futuro también se cocina desde hoy.
