Una importante institución académica en Bogotá ha decidido prescindir del uso de perros en sus labores de seguridad, marcando un cambio notable en su política de vigilancia. Según el anuncio, la universidad optará por sistemas tecnológicos —cámaras, sensores, alarmas— en lugar de mantener caninos en actividad de vigilancia.

La medida responde tanto a preocupaciones por el bienestar animal como a una evaluación operacional que concluye que la tecnología actual puede cubrir las funciones de disuasión y monitoreo que antes cumplían los perros. En ese sentido, la universidad subraya que este paso fortalece su compromiso con “una seguridad más ética, efectiva y alineada con estándares modernos”.

El cambio también llega en un contexto legislativo que ha puesto bajo lupa el uso de perros en vigilancia privada: nuevas regulaciones nacionales exigen mejores condiciones de vida, entrenamiento y cuidado para estos animales, y abren el camino a su reemplazo gradual por alternativas tecnológicas. En consecuencia, la decisión institucional se interpreta como un avance y ejemplo para otros centros educativos y entidades que aún emplean caninos en seguridad.

La universidad asegura que no se trata simplemente de eliminar una herramienta, sino de evolucionar hacia un modelo de vigilancia que priorice tanto la eficacia como la ética, sin menoscabar la protección de sus instalaciones, así como el bienestar de los animales tradicionales en roles de seguridad.