En Nariño, el arte se levanta como un acto de resistencia y sanación. Mujeres tenían que ser es una propuesta que conmueve y despierta conciencia, ganadora de la Beca para la Prevención del Feminicidio y las Violencias de Género del Ministerio de las Artes y las Culturas.

El proyecto, gestado por la Colectiva Warmistick —integrada por Melissa Ibarra, Valeria Andrade y Cristina Ruano—, en alianza con la Fundación Antropomorfa y Sala Mínima, cuenta con el apoyo de la Secretaría de Género e Inclusión Social de la Gobernación de Nariño y su estrategia Casa Albergue, un refugio para mujeres en riesgo de feminicidio.

Desde este espacio de cuidado, surgió un proceso de escritura terapéutica y creativa en el que las mujeres participantes plasmaron sus vivencias, miedos y sueños en cartas abiertas. Esos textos se convirtieron en la lectura dramatizada “¿Por qué me matas, amor?”, dirigida por Conny Solarte, con curaduría de Anyela Botina e interpretaciones de Ángela Alarcón, Beatriz Cortés de la Rosa, Melisa Jiménez y Yesica Bravo.

A través de sus voces, las actrices prestan palabra a quienes, por seguridad, no pueden hablar públicamente, convirtiendo el teatro en un espacio de denuncia, memoria y dignidad.

 Fechas imperdibles:

  • Viernes 25 de octubre – Casa Bonita, corregimiento de Obonuco, a las 4:00 p.m.
  • Sábado 26 de octubre – Casa Arcoiris, ciudad de Pasto, a las 3:00 p.m.

La obra invita a reflexionar sobre el poder transformador del arte y el papel de las mujeres como creadoras y sostenedoras de vida. En ella, la frase “Mujeres tenían que ser” deja de ser un gesto de burla para convertirse en una afirmación de orgullo, ternura y resistencia.

“Queremos que esta expresión se resignifique, que se entienda como un reconocimiento a la fuerza que sostiene al mundo desde el cuidado y la sensibilidad”, expresan las integrantes de Warmistick.

Mujeres tenían que ser no solo es un proyecto artístico, sino una experiencia colectiva que une arte, memoria y transformación social. Dos presentaciones que prometen conmover al público y recordar que la belleza también puede florecer incluso frente al horror.