En el departamento de Risaralda se registra un promedio de hasta 200 casos mensuales de tráfico de fauna silvestre, incluyendo especies como guacamayas, serpientes y primates, según autoridades locales. Esto convierte a la región en uno de los principales puntos de paso para la fauna ilegal en Colombia.

Ubicado entre la región del Chocó biogeográfico, la Amazonía y la Orinoquía, Risaralda posee una conectividad vial que facilita el transporte ilegal de especies. Las entidades encargadas del control han reforzado su presencia en carreteras nacionales y zonas estratégicas, donde se han decomisado animales exóticos provenientes de otras zonas del país.

La entidad ambiental regional ha implementado operativos permanentes en conjunto con la Policía Nacional de Colombia y el apoyo de vigías ambientales voluntarios. Además, ha impulsado programas de educación ciudadana como la cátedra ambiental y campañas en redes sociales, con el fin de promover la conservación de la biodiversidad y sensibilizar sobre las consecuencias del tráfico ilegal.

Las sanciones por estos delitos pueden alcanzar montos equivalentes a decenas de años de salario mínimo legal, lo que refleja la gravedad con la que se trata este tipo de infracciones. Cuando las especies son rescatadas, se les somete a procesos de cuarentena y rehabilitación para su eventual liberación.

Las autoridades hacen un llamado a la comunidad para actuar como aliada en la lucha contra el tráfico de fauna y flora, recordando que la protección del medioambiente es tarea de todos.