• Se abandona el naranja brillante típico de Halloween en favor de tonos oscuros y profundos: negro, burdeos (vinotinto), morado y verde oscuro.
  • Los materiales se vuelven más sofisticados: terciopelo, encaje; y los metales envejecidos (dorados o plateados) apare­cen en candelabros, marcos de espejos y cubertería.

Ambiente y tipo de decoración

  • En lugar del estilo infantil o “kitsch” (murciélagos de plástico, calabazas naranjas brillantes), se busca un ambiente misterioso, íntimo, casi victoriano.
  • La iluminación tenue es clave: muchas velas (reales o LED) para generar sombras y atmósfera.

Elementos decorativos reinventados

  • Las calabazas no desaparecen, pero cambian: pueden pintarse negro mate, blanco o plateado, o emplearse variedades de formas poco comunes.
  • En lugar de telarañas falsas o decoración infantil, se usan flores secas, ramas oscuras y musgo como centros de mesa u otros detalles.
  • El concepto de “Hallowedding” aparece: bodas o eventos decorados con esta estética oscura-elegante.