El artículo, escrito por Flavio Rapisardi y publicado el 20 de julio de 2025, analiza los nuevos documentos oficiales que revelan relaciones entre Jeffrey Epstein —el magnate acusado de trata sexual y pedofilia— y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como la red de poder, complicidad institucional y desigualdad estructural que permitió el funcionamiento de su entramado criminal durante décadas.
Epstein, conocido como “el proxeneta de menores amigo del futuro presidente”, fue un multimillonario que construyó una red internacional de trata y explotación sexual de adolescentes, junto a su socia Ghislaine Maxwell, en su isla privada Little Saint James, apodada por la prensa como “la isla de la pedofilia”. El texto subraya que este lugar operó prácticamente como un estado paralelo, bajo la tolerancia de las autoridades de Florida y con conexiones políticas y económicas de alto nivel.
Rapisardi plantea que la trata y la pedofilia no son hechos aislados ni meramente criminales, sino fenómenos con una economía política y moral propia, vinculada a las estructuras del capitalismo neoliberal. Cita a la economista Loretta Napoleoni, quien sostiene que la desregulación y la liberalización económica generan espacios propicios para la impunidad, en los que el capital, las élites y el poder político borran las fronteras entre lo legal y lo criminal.
La publicación de 200 páginas de documentos oficiales por parte de la Secretaría de Justicia estadounidense, encabezada por Pam Bondi, confirmó los rumores sobre los “contactos” y “huéspedes” de Epstein y Maxwell. Las listas incluyen, además de Trump y su esposa Melania, nombres de alto perfil como Alec Baldwin, Kevin Spacey, Ralph Fiennes, Michael Jackson, Courtney Love, Naomi Campbell, miembros del clan Kennedy y el príncipe Andrés del Reino Unido.
El texto recuerda que Epstein murió en 2019 en circunstancias dudosas, oficialmente por suicidio en el Correccional de Manhattan, después de un primer intento frustrado cuando compartía celda con el ex policía Nicholas Tartaglione. En el momento de su muerte, las cámaras de seguridad del penal estaban apagadas, lo que alimentó teorías de encubrimiento. Epstein fue declarado “inimputable por muerte”, mientras que Maxwell, actualmente presa, recibió una condena más leve de la esperada, favorecida, según el autor, por su posición social y su triple nacionalidad (británica, francesa y estadounidense).
Entre las víctimas que testificaron figuran “Carolyn”, “Kate”, “Jane” y Annie Farmer, quienes afirmaron que entre los 14 y 17 años fueron obligadas a mantener relaciones sexuales frente a Maxwell. Varias de ellas también señalaron a figuras poderosas del entorno político y empresarial estadounidense.
El artículo detalla que Donald Trump figura en registros de vuelo hacia la isla de Epstein, incluido un viaje del 15 de mayo de 1994 con su entonces esposa Marla Maples y su hija Tiffany. Además, se mencionan intercambios epistolares y reuniones entre Trump y Epstein, lo que, según el texto, profundiza los vínculos entre ambos y ha generado divisiones dentro del movimiento trumpista. Algunos seguidores, como la congresista Marjorie Taylor Greene, lo han acusado de traidor, y otros han llegado a quemar públicamente sus gorras rojas como muestra de ruptura.
Las denuncias judiciales se remontan a mediados de la década de 2010. En 2016, una víctima identificada como “Jane Doe” presentó una demanda en California contra Trump y Epstein, que fue posteriormente archivada tras presiones del entorno legal del magnate, incluido el abogado Alan Garten. En 2015, Virginia Roberts Giuffre había demandado a Ghislaine Maxwell, y nuevas acciones se presentaron en los años siguientes. En 2022, incluso el banco JP Morgan Chase fue sancionado con 290 millones de dólares por facilitar las operaciones financieras de Epstein durante más de 15 años.
Rapisardi interpreta este escándalo no solo como una red de delitos sexuales, sino como una metáfora del colapso moral del capitalismo global. La llamada “economía canalla” de Napoleoni describe cómo la lógica del lucro ilimitado y la desregulación producen espacios sin ley donde el dinero compra impunidad y las vidas humanas —especialmente las de mujeres y niñas pobres— se convierten en mercancía.
Finalmente, el texto conecta el caso Epstein con la campaña política de Donald Trump y JD Vance, quienes prometen “drenar el pantano” del poder corrupto estadounidense y atacar al “Estado profundo”. Sin embargo, el autor señala la paradoja de que Trump, lejos de combatir esas estructuras, forma parte de la misma élite que sostiene el sistema de impunidad y explotación que pretendía denunciar.
En conclusión, el artículo propone una lectura amplia del caso Epstein-Trump como un símbolo de la impunidad estructural del capitalismo contemporáneo, donde la violencia sexual, la desigualdad económica y la connivencia institucional convergen en una misma lógica de poder. Solo una política humanista y solidaria, advierte el autor, podría revertir esa cultura del desprecio y la deshumanización que caracteriza al mundo actual.
