El sistema educativo colombiano se encuentra al borde de una transformación significativa: el Ley Empatía — aprobada por el Congreso de la República de Colombia en su cuarto debate el 29 de octubre de 2025 — establece que, tanto en colegios públicos como privados de todo el país, se deberá impartir una nueva asignatura enfocada en la protección y el bienestar animal.
Esto representa una innovación curricular de gran alcance, ya que se integra un nuevo contenido educativo que antes no formaba parte del currículo obligatorio.

¿Qué propone la ley?

La Ley Empatía tiene por objeto “reconocer e integrar el enfoque de la protección y el bienestar animal a los proyectos ambientales escolares (PRAES), proyectos ciudadanos de educación ambiental (PROCEDAS) y comités interinstitucionales de educación ambiental (CIDEAS)”, entre otros instrumentos, en el marco de la Política Nacional de Educación Ambiental.
Esto significa que la nueva materia no será solo una clase teórica, sino que se insertará transversalmente en los programas educativos existentes — mediante la articulación con los proyectos de educación ambiental y ciudadanía.
La senadora Andrea Padilla Villarraga, del partido Alianza Verde, impulsora de la iniciativa, expresó: “La Ley Empatía es una realidad. No podríamos estar más felices. Los niños y las niñas aprenderán, desde las aulas, a respetar y proteger la vida animal.”

¿A quiénes aplicará y cuándo entrará en vigor?

La ley será de aplicación en todos los colegios públicos y privados del país, abarcando los niveles de educación media (y presumiblemente básica también) según el planteamiento.
Sin embargo, aún restan trámites: la norma debe pasar por conciliación entre Cámara y Senado, y luego recibir la sanción presidencial para convertirse plenamente en ley.
Una vez sancionada, será el Ministerio de Educación Nacional el que definirá el plan de estudios, metodología y criterios de evaluación de la materia.
En cuanto al inicio de la implementación, aún no se ha especificado la fecha exacta para su entrada en vigor, pero se anticipa que será “lo más pronto posible” tras la sanción.

¿Por qué se promueve esta materia?

Hay varios factores que han impulsado esta iniciativa:

  • Colombia es un país altamente biodiverso, y la protección de animales y ecosistemas se considera parte esencial de la educación para la ciudadanía y la conservación.
  • La creciente conciencia social sobre el trato ético hacia los animales y su rol dentro de la sociedad ha generado demanda de incorporar estos temas en la formación de niños y jóvenes.
  • Se busca que la educación no sea únicamente académica, sino también formadora de valores como la empatía, solidaridad, respeto por la vida y los seres vivos. La senadora Andrea Padilla lo resume al hablar de niños y niñas que “aprenderán desde las aulas a respetar y proteger la vida animal”.

¿Qué contendrá la asignatura?

Aunque los lineamientos finales los dictará el Ministerio de Educación, se tienen pistas del tipo de contenidos que se incorporarán:

  • Principios éticos relacionados con el trato de animales, derechos animales y bienestar animal.
  • Conservación de la biodiversidad, ecología, relaciones entre seres humanos y animales.
  • Proyectos prácticos en colegios — por ejemplo, colaboración con entidades de protección animal, desarrollo de campañas de sensibilización, inclusión en los PRAES y comités escolares.
  • Formación ciudadana y ambiental, articulada con los ya existentes programas de educación ambiental en instituciones educativas.
  • Evaluación de los aprendizajes: según lo anunciado, los estudiantes podrían someterse a pruebas de conocimiento y evaluación de actitudes en torno al tema.

¿Qué retos presenta la implementación?

La adopción de esta materia implicará varios desafíos:

  • Formación docente: los profesores deberán recibir capacitación para impartir contenidos de bienestar animal, ética, y educación ambiental.
  • Adaptación curricular: las instituciones educativas tendrán que ajustar su plan de estudios, horarios y recursos para incluir esta asignatura sin afectar otras materias esenciales.
  • Recursos materiales y metodológicos: se requerirán guías, materiales didácticos, alianzas con entidades de protección animal, quizá laboratorios de ecología, etc.
  • Supervisión y evaluación: será necesario establecer cómo se evaluará esta materia — tanto conocimientos como competencias actitudinales — y qué peso tendrá dentro del sistema de promoción y calificación escolar.
  • Cobertura equitativa: garantizar que tanto colegios urbanos como rurales, públicos y privados de menor recurso, puedan implementar correctamente esta materia sin generar desigualdades.

¿Qué significa para el sistema educativo colombiano?

Este cambio curricular marca un paso importante hacia una educación más integral. No se limita únicamente a la transmisión de conocimientos tradicionales (matemáticas, lenguaje, ciencias) sino que incorpora valores, ciudadanía, bienestar animal, ética y medio ambiente como ejes formativos. En ese sentido, se alinea con modelos educativos contemporáneos que enfatizan las competencias socio-emocionales y ciudadanas.
Además, al aplicarse tanto en el sector público como privado, la iniciativa busca homogeneizar la formación en esta materia en todo el país, reduciendo brechas entre instituciones.
Finalmente, si la ley se sanciona y despliega con éxito, Colombia se posicionaría como una de las pocas naciones en América Latina en incorporar explícitamente la educación sobre bienestar animal como materia obligatoria en su currículo escolar.

En resumen

La aprobada Ley Empatía impulsa que los colegios públicos y privados de Colombia incluyan en su currículo una asignatura enfocada en la protección y el bienestar animal. Aún quedan pasos legislativos y técnicos por definirse — sanción presidencial, diseño curricular, implementación institucional — pero la meta es clara: formar niños y jóvenes más empáticos, respetuosos del entorno y conscientes de la vida animal. Este tipo de iniciativa implica un cambio profundo en cómo se entiende la educación escolar, poniendo en alto no solo el conocimiento académico sino el desarrollo humano, ético y social.