Treinta y tres años después del último ensayo nuclear estadounidense, el presidente Donald Trump anunció su intención de poner fin a la moratoria que ha regido desde el final de la Guerra Fría. La decisión, comunicada el miércoles a través de su red social Truth Social, ha despertado preocupación internacional y abierto el debate sobre una posible nueva carrera armamentista nuclear.
En su mensaje, Trump justificó la medida por la “amenaza creciente” de Rusia y China, que —según afirmó— continúan desarrollando sus programas nucleares.
“Debido a los programas de otros países, he instruido al Departamento de Guerra para que comience a probar nuestras armas nucleares en igualdad de condiciones”, escribió el mandatario.
La declaración se produce pocos días después de que el presidente acusara a Moscú de haber probado un misil de propulsión nuclear, un hecho que utilizó como argumento para equiparar la capacidad estadounidense a la de sus competidores estratégicos.
Un retorno al pasado nuclear
Si la orden se materializa, pondría fin a más de tres décadas de moratoria de pruebas nucleares, vigente desde 1992, y marcaría un quiebre en los compromisos internacionales asumidos por Washington en materia de no proliferación.
Sin embargo, los expertos advierten que aún no está claro qué tipo de “pruebas” planea realizar el gobierno estadounidense. Alexander Bollfrass, director de Estrategia, Tecnología y Control de Armas del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), cree que es más probable que se trate de ensayos de vuelo —misiles que transportan cabezas nucleares simuladas— y no de detonaciones reales.
“Creo que habrá pruebas balísticas, pero no me sorprendería si Estados Unidos reanudara ensayos con explosiones”, señaló el investigador en declaraciones a Deutsche Welle (DW).
Por su parte, Vitaly Fedchenko, experto del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), se mostró más escéptico y recordó que el Departamento de Energía, y no el de Guerra, es la agencia responsable de mantener la capacidad técnica para realizar pruebas nucleares.
El desierto de Nevada, posible escenario
De concretarse una detonación, el lugar más probable sería el sitio de pruebas de Nevada, el mismo donde se realizaron más de un millar de ensayos durante el siglo XX. Sin embargo, Fedchenko advierte que llevar a cabo una prueba de este tipo sería extremadamente complejo:
“Hoy quedan muy pocas personas con la experiencia técnica necesaria. La infraestructura existe, pero reactivarla llevaría tiempo. Un ensayo inmediato parece casi imposible”.
Preocupación internacional
El anuncio de Trump ha generado alarma entre diplomáticos y expertos en control de armas, que temen un efecto dominó en otras potencias nucleares y un debilitamiento del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), aún no ratificado por Estados Unidos.
Para muchos analistas, la decisión no solo tiene implicaciones militares, sino también políticas: en un año electoral, la Casa Blanca parece querer proyectar fuerza frente a sus adversarios internacionales, incluso a costa de reabrir una de las etapas más peligrosas de la historia contemporánea.
“Estamos ante un momento simbólico: el posible regreso de la era de las explosiones subterráneas”, advierte Bollfrass. “Y con él, el riesgo de una nueva carrera nuclear global”.
