El presidente ruso Vladimir Putin emitió un decreto el 5 de noviembre de 2025, durante una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia, en el que instruyó a los ministerios de Defensa y Asuntos Exteriores, así como a los servicios de inteligencia y agencias civiles relevantes, a recopilar información adicional sobre los planes estadounidenses y presentar propuestas coordinadas sobre la posible preparación de ensayos nucleares.

Esta medida no implica una orden inmediata para realizar pruebas, sino una preparación ante la eventualidad de que otros países violen el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (TPEN), al que Rusia se adhiere formalmente.

Putin enfatizó que Rusia respondería de manera «apropiada» si se detecta un incumplimiento, y el ministro de Defensa Andrei Belousov sugirió iniciar preparativos en el sitio de pruebas de Novaya Zemlya en el Ártico.

Esta acción constituye, efectivamente, una respuesta directa al anuncio del presidente Donald Trump del 30 de octubre de 2025, en el que ordenó al Departamento de Defensa de EE.UU. reanudar de inmediato los ensayos nucleares por primera vez en más de 33 años, citando «programas de pruebas» de otros países como Rusia y China. Trump lo comunicó en una publicación en Truth Social antes de una reunión con el presidente chino Xi Jinping en Busan, Corea del Sur, argumentando que EE.UU. debe responder en «base de igualdad» para mantener su superioridad nuclear.

Expertos han calificado esta escalada como un riesgo de nueva carrera armamentista nuclear, ya que ni Rusia ni EE.UU. han realizado detonaciones nucleares desde 1990 y 1992, respectivamente, y el anuncio de Putin se enmarcó explícitamente en la discusión sobre las declaraciones de Trump.