José Aguirre, fundador de Comercializadora Alí del Campo a la Ciudad, junto a productores de cacao de Tumaco, muestra cómo cada semilla se convierte en chocolate “Bean to Bar”, símbolo de transformación y esperanza para el Pacífico nariñense.

Desde las tierras cálidas y húmedas de San Andrés de Tumaco, donde el mar abraza la selva y la vida se mezcla con la resistencia, llega a Bogotá una joya cultivada por manos que han aprendido a sembrar esperanza en medio de la adversidad. Se trata del cacao tumaqueño, reconocido por su aroma profundo y sus notas únicas, producto de un territorio ancestral rico en diversidad étnica, cultural, de flora y fauna. En este lugar nació el proyecto Chocolates La Perla del Pacífico.

Este renacer tiene nombre propio: Comercializadora Alí del Campo a la Ciudad S.A.S., fundada en 2022 por el abogado bogotano José Aguirre y un grupo de amigos que creyeron firmemente que sí es posible transformar territorios marcados por el conflicto armado interno. La iniciativa busca reemplazar economías ilícitas por actividades legales y sostenibles, generando desarrollo comunitario a través del cacao.

La empresa fue impulsada por un abogado tumaqueño y un grupo de colaboradores que vieron en el cacao una oportunidad para fomentar economías lícitas, sostenibles y con un fuerte sentido comunitario La empresa nace del liderazgo de un abogado tumaqueño y un grupo de colaboradores que identificaron en el cacao una oportunidad para promover economías lícitas, sostenibles y con sentido comunitario.

La empresa trabaja de la mano con cacaoteros de ríos, veredas, consejos comunitarios y resguardos indígenas de Tumaco, adquiriendo el grano a precios justos y valorando el trabajo de madres cabeza de hogar, adultos mayores, personas con discapacidad y víctimas del conflicto. Cada semilla procesada bajo la filosofía “Bean to Bar” del grano a la barra se convierte en chocolate real, disponible en porcentajes del 55% al 100%, así como en bombones artesanales que combinan cacao con frutas, hierbas y licores de la riqueza colombiana.

Aquí, el cacao no solo se transforma en chocolate: se transforma en vida. Cada barra cuenta la historia de un territorio que, pese al dolor, decidió volver a florecer. Un recordatorio de que la paz se puede sembrar, cuidar y cosechar.

Las barras de chocolate se producen en diferentes porcentajes 55%, 65%, 75%, 85% y 100% cacao y se complementan con una línea de bombones artesanales que incorporan frutas, hierbas, especias y sabores tradicionales colombianos. Cada pieza cuenta una historia: la del territorio, la de quienes cultivan la tierra y la de aquellos que han decidido apostar por la paz.

Del Pacífico para el mundo

El proyecto no solo comercializa chocolate; también difunde una visión de país donde la reconciliación y el desarrollo son posibles. “Más que una semilla, es la transformación de un territorio”, señala el fundador, quien continúa trabajando para posicionar el cacao de Tumaco en mercados nacionales e internacionales.

Chocolates La Perla del Pacífico es hoy una muestra de cómo, desde las regiones históricamente golpeadas por la violencia, pueden florecer iniciativas que dignifican la vida y generan bienestar colectivo. Un recordatorio de que la paz también puede tener sabor, aroma y textura.

Y, en este caso, sabe a chocolate.

Fausta actriz de Buenaventura y José Aguirre promotor de Chocolates la Perla del Pacífico.