Quién era
La víctima fue identificada como Gerson de Melo Machado, un joven de 19 años.
Desde niño vivió bajo tutela estatal: su madre y sus dos abuelas padecían de esquizofrenia, lo que llevó a que perdieran la custodia de sus hijos. Sus hermanos sí fueron adoptados; él no, debido a su condición de salud mental.
Fue diagnosticado con esquizofrenia desde la infancia, aunque el diagnóstico se demoró. Según su consejera tutelar, manifestaba síntomas desde niño (decía oír voces, rechazaba una familia adoptiva, etc.).
Sus sueños: ser domador de leones — y un deseo truncado
Machado tenía un sueño persistente: quería viajar a África y convertirse en domador de leones.
Incluso en su adolescencia había intentado concretar ese sueño: en una ocasión fue encontrado escondido en el tren de aterrizaje de un avión, con la idea de llegar a África.
Esa obsesión por los grandes felinos marcó su vida hasta el final — para muchos allegados, él «vivía con ese sueño» aunque su realidad personal y de salud mental lo desafiaban.
La tragedia: cómo ocurrió la muerte
El suceso ocurrió en el Parque Zoobotánico Arruda Câmara —también conocido como “Bica”—, en la ciudad de João Pessoa, en el estado de Paraíba (Brasil)
Según las autoridades, Machado escaló un muro de aproximadamente seis metros, superó las vallas de seguridad del recinto, trepó por un árbol y descendió para meterse a la jaula de la leona.
Lo que siguió fue un ataque letal por parte del felino: la leona, identificada como Leona, reaccionó de forma instintiva al ver a una persona irrumpiendo en su hábitat. Machado murió casi de inmediato.
Autoridades locales y testigos registraron la escena; testigos relatan que no hubo tiempo para intervenir.
Tras el hecho, el zoológico cerró sus puertas temporalmente y la leona fue sometida a un protocolo de atención veterinaria por estrés.
Críticas, contexto social y fallo institucional
Muchos profesionales que conocían la historia de Machado denuncian un problema de abandono institucional. A pesar de su diagnóstico de esquizofrenia, su tratamiento fue deficiente — en su infancia fue tratado como un “caso de conducta”, no como una persona con trastorno psiquiátrico.
Cuando alcanzó la mayoría de edad, abandonó los centros de acogida del estado. Luego entró varias veces en prisión — por pequeños delitos — porque no recibió el tratamiento psiquiátrico adecuado.
Quienes lo conocían lo describen como una persona con comprensión infantil de la realidad, con escasa noción del riesgo. Algunos lo califican como “una tragedia anunciada”, dada su vulnerabilidad y falta de redes de apoyo.
Qué plantea este caso — reflexiones que emergen
Este trágico suceso ha reavivado varios debates:
Sobre la atención a personas con enfermedades mentales severas en Brasil: muchos argumentan que Machado nunca recibió un tratamiento integral ni acompañamiento real.
Sobre la responsabilidad del Estado y de las instituciones de acogida: su historia muestra vacíos en protección, cuidado y seguimiento.
Sobre la vulnerabilidad social: abandono familiar, trauma infantil, exclusión social — factores que, combinados con un trastorno mental, pueden terminar en tragedia.
