La propuesta de que el aumento del salario mínimo de 2026 no impacte en el valor de la vivienda de interés social generó fuertes críticas desde distintos sectores. Expertos y gremios advierten que la medida podría afectar la accesibilidad a la vivienda y crear distorsiones en el mercado.


El debate que abrió el ajuste del salario mínimo

Mientras avanzan las negociaciones para definir el salario mínimo de 2026, surgió una propuesta que busca desvincular el valor de la vivienda —especialmente la de interés social— del aumento salarial.
La idea apunta a que los topes de precios ya no dependan directamente del incremento anual del salario mínimo, como ocurre hoy.

Sin embargo, la iniciativa no cayó bien en varios sectores económicos y sociales, que aseguran que este cambio “no tiene presentación” y podría generar efectos adversos para los hogares más vulnerables.


Proyecciones del salario mínimo

Aunque la definición oficial aún no se ha dado, las proyecciones ubican el incremento del salario mínimo entre 6 % y 11 %, en línea con la inflación del año y las solicitudes de trabajadores y gremios.
Dependiendo del ajuste final, el salario mínimo podría ubicarse por encima de 1,5 millones de pesos mensuales en 2026.


Por qué el Gobierno estudia la desindexación

El Gobierno evalúa evitar que el aumento del salario mínimo provoque saltos automáticos en el costo de las viviendas VIS, cuyos valores se determinan como múltiplos del salario mínimo.
La intención sería frenar incrementos que dificulten la compra de vivienda para familias de ingresos bajos y medios.

Actualmente, los topes de precios para viviendas de interés social están fijados directamente en salarios mínimos. Cada aumento salarial, por tanto, eleva de manera inmediata esos valores.


Críticas y preocupaciones del sector

La propuesta generó rechazo en parte del sector de la construcción, algunos gremios y representantes empresariales, que consideran que desligar la vivienda del salario mínimo podría tener impactos negativos:

  • Afectaría el acceso a subsidios y créditos, pues muchos programas usan el salario mínimo como referencia.
  • Podría producir confusión en los hogares sobre los requisitos y límites para adquirir vivienda.
  • Abriría la puerta a criterios discrecionales para fijar precios, lo que preocupa a actores del sector público y privado.

Para algunos expertos, la medida podría terminar encareciendo el acceso a la vivienda antes que facilitarlo.


Impacto sobre los trabajadores

Los críticos sostienen que modificar la relación entre salario y vivienda afectaría especialmente a los hogares con ingresos bajos, que dependen del salario mínimo como referencia para subsidios, créditos hipotecarios y programas de apoyo estatal.
En un país con alta informalidad laboral, cualquier cambio en la estructura de acceso a vivienda puede tener efectos directos sobre millones de personas.


Un tema que seguirá en discusión

La desindexación del valor de la vivienda no está definida y continúa bajo análisis.
Mientras el Gobierno busca evitar aumentos automáticos en los precios, los gremios piden que la discusión sea más amplia y se evalúen todos los impactos.

La definición final podría convertirse en uno de los temas más sensibles del debate sobre el salario mínimo de 2026.