Nunca Más no es un lema: es un compromiso con la vida y la dignidad humana.Honrar a las víctimas es defender hoy los derechos de todos.

Hoy, el mundo se une en un silencioso pero poderoso homenaje durante el Día Internacional de la Conmemoración y Dignidad de las Víctimas del Genocidio y de su Prevención, una fecha que invita a reflexionar con profundidad, a recordar con respeto y, sobre todo, a actuar con determinación para que las tragedias del pasado no vuelvan a repetirse.

Instituida por la ONU en 2015, esta jornada destaca la urgencia de construir sociedades más justas, vigilantes y humanas en un tiempo donde los discursos de odio, la polarización y los conflictos armados se han convertido en amenazas persistentes. Desde Naciones Unidas se recordó que la prevención no comienza en los tribunales, sino en la conciencia colectiva: en cómo hablamos, cómo escuchamos y cómo protegemos la dignidad de cada vida.

“La memoria es el primer escudo contra el genocidio”, señaló la Oficina de Prevención del Genocidio, subrayando que educar para la empatía, fortalecer los sistemas de alerta temprana y combatir la desinformación son tareas esenciales y compartidas. En distintos países se realizaron vigilias, ceremonias en silencio, exposiciones de archivos históricos y encuentros con sobrevivientes, cuyas voces—llenas de dolor, valentía y resistencia—siguen siendo el corazón de esta conmemoración.

Expertos en derechos humanos enfatizaron que las atrocidades masivas no nacen de la noche a la mañana: comienzan con la indiferencia, con la normalización del odio, con la negación de la humanidad del otro. Este año, el llamado es claro: reconocer esas señales, confrontarlas y actuar antes de que sea demasiado tarde.

La jornada concluye con un mensaje contundente que trasciende fronteras y generaciones: la memoria no es un acto del pasado, es una responsabilidad del presente. Proteger la vida, la dignidad y la verdad es un deber moral. En este 9 de diciembre, el mundo reafirma que el compromiso de “Nunca Más” debe vivirse cada día, en cada decisión, en cada sociedad que sueña con un futuro más justo y humano.

La importancia de recordar a las víctimas del genocidio y de reforzar la prevención mediante la memoria, la educación y la defensa activa de los derechos humanos. Destaca que las atrocidades masivas comienzan con señales tempranas de odio e indiferencia, por lo que la vigilancia social y la empatía son esenciales. El mensaje principal es contundente: el compromiso de “Nunca Más” debe convertirse en una acción constante que proteja la dignidad y la vida de todas las personas.