Entre las copas altas de los bosques de la Reserva La Planada, Cumbal, Funes, Puerres y Guachucal, se desplaza una de las aves más majestuosas de la región: el Tucán Andino Pechigrís (Andigena hypoglauca). Su peculiar pico multicolor, su pecho gris acero y su vuelo pausado lo convierten en una de las especies más representativas de los bosques montanos del sur de Colombia.
Este tucán juega un rol ecológico fundamental: alimentado principalmente de frutas grandes, es uno de los dispersores de semillas más importantes de árboles de gran porte. Sin su labor, la regeneración del bosque se vería seriamente afectada.
Un indicador del estado de los bosques
El Tucán Andino necesita grandes extensiones de bosque para sobrevivir. Por ello, su presencia indica un ecosistema sano y bien conservado. En zonas donde desaparece, suele ser un indicador de fragmentación crítica del hábitat.
En Nariño, su población ha sufrido presiones por la deforestación y la expansión agrícola, pero las reservas privadas y comunitarias han permitido que la especie mantenga refugios seguros.
Corredores ecológicos para que el bosque vuelva a conectarse
Una de las estrategias más importantes que se han implementado en Nariño es la creación de corredores biológicos comunitarios. Estos conectan fragmentos de bosque aislados, permitiendo que especies como el tucán, el oso andino y otras aves puedan desplazarse sin riesgo.
Las acciones incluyen:
Reforestación con especies nativas.
Protección de nacimientos de agua.
Eliminación de cercas peligrosas para la fauna.
Acuerdos comunitarios para no talar áreas críticas.
Organizaciones de Pasto, Puerres y La Planada han reportado un aumento en los avistamientos del tucán, señal de que los corredores están funcionando.
El tucán como embajador del aviturismo
La observación del Tucán Andino Pechigrís se ha convertido en un atractivo para los turistas especializados en aves. Varias rutas de avistamiento ya lo incluyen como especie bandera, generando ingresos para comunidades y promoviendo la educación ambiental.
Su majestuosidad y su rol ecológico hacen que esta ave sea un verdadero guardián de los bosques nariñenses.
