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POR: Víctor Rivas Martínez

A esa condición socioeconómica, que se caracteriza por la insuficiencia de recursos para sufragar las necesidades básicas para gozar de una vida digna se le denomina pobreza.

Por vida digna se entiende, aquella en la que una persona goza de bienestar, libertad y respeto de sus derechos fundamentales.

Una población vive en la pobreza, cuando no tiene alimentos, vivienda, acceso a la salud, agua y servicios públicos básicos. Cuando no puede acceder a una formación profesional y tiene barreras sociales que le impiden desarrollarse económica, política y socialmente.

El DANE, define dos clases de pobreza así: Pobreza monetaria: “Se refiere a la situación en la que una persona o un hogar no alcanza un ingreso mínimo mensual necesario para cubrir una canasta básica de bienes y servicios esenciales como alimentación, vivienda, transporte, salud, educación y vestuario.  Se dice que una persona vive en esta clase pobreza, cuando en el año 2024, no alcanza a tener ingresos de $460.198 al mes

Pobreza extrema:   Se dice que una persona vive en esta clase pobreza, cuando en el año 2024, a duras penas logra ingresos de $227.220 al mes, recursos con los cuales solo alcanza a cubrir sus gastos de alimentación.

La ciudad con menor porcentaje de pobreza monetaria extrema en 2024 fue Manizales, con el 3,1%, seguida de Medellín, con el 4,1%, y Bogotá con el 4.2.  La ciudad con mayor incidencia de pobreza monetaria extrema en 2024 fue Quibdó, con el 29,7%, seguida de Riohacha, con el 25,9%. Pasto está en el justo medio; en el año 2023, tuvo el 8.4% y en el año 2024, bajó al 7.8%.

Combatir la pobreza tiene que ser una meta por lograr por parte de los gobiernos. Calmar el hambre y cubrir las necesidades básicas de la población vulnerable, tiene que ser un compromiso de todos.   No importa a qué grupo o partido político, raza o credo religioso pertenezca esta población, al final el hambre y las necesidades no tienen color.

 Correo: Rivas 1957@gmail.com