La representante Flora Perdomo celebró esta semana la aprobación en primer debate de su iniciativa para institucionalizar el “Programa de Escuela del Café”, una propuesta que busca formar académica y laboralmente a quienes hacen parte de la cadena productiva cafetera. Sin embargo, su anuncio levantó polémica entre algunos sectores que consideran que la congresista estaría capitalizando políticamente una idea que no nació en el Congreso, sino en el territorio.
Y es que, como se sabe, el Huila ya cuenta con experiencias previas, como el programa “De la cosecha al aula”, impulsado por la Gobernación, la Universidad Surcolombiana y el Ministerio de Educación. Ese proyecto incluso ha sido reconocido nacionalmente como pionero en la formación cafetera desde una perspectiva regional y académica.
Perdomo sostiene que su iniciativa busca fortalecer y dar respaldo institucional a los esfuerzos locales. No obstante, críticos advierten que se trata más de una jugada política que de una verdadera innovación legislativa. “Flora está vendiendo como nuevo lo que ya existía”, aseguran fuentes del sector cafetero, quienes temen que el proyecto se convierta en un trofeo electoral más que en un aporte real al gremio.
La discusión pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿hasta qué punto las buenas ideas del territorio terminan siendo absorbidas por el protagonismo político? La Escuela del Café es, sin duda, un avance importante. Pero su éxito dependerá de que no se pierda entre los aplausos del Capitolio, sino que mantenga el aroma original de quienes realmente cultivan el grano y el conocimiento desde las montañas huilenses.

