Un informe reciente reveló que la deforestación en Colombia se incrementó en un 43 % en 2025, impulsada por incendios, expansión agrícola, tala ilegal y ocupación de tierras.
Aunque en ciertos periodos se han registrado avances, la magnitud del aumento evidencia que los esfuerzos de conservación aún enfrentan desafíos estructurales: control territorial, economía ilegal, presión sobre ecosistemas frágiles, y necesidad de políticas más efectivas.
El impacto no es solo ambiental: afecta biodiversidad, comunidades rurales e indígenas, zonas protegidas y el futuro ecológico del país, lo que urge una respuesta integral desde el Estado, la sociedad civil y las comunidades.