Sergio Ramos marcó este viernes por la noche el gol que nunca habría deseado. Uno que le dio la victoria al Barça en un partido sufrido del que el Sevilla aguantó tres cuartas partes hasta que, de la manera más inesperada, un cabezazo de Lamine Yamal dio con las piernas del camero, que no pudo reaccionar y vendió a Nyland.
El gol premió la insistencia del Barça, que subido al liderazgo de Koundé, el cerebro de Gündogan, el alma de Gavi y la aparición del sorprendente y eléctrico Fermín, se llevó tres puntos que le permiten dormir líder a la espera del apasionante Girona-Madrid de este sábado, indicó As.
Para el Sevilla fue un desenlace amargo, pero tampoco hubo demasiadas cosas que decir de los de Mendilibar, que asumieron su papel de resistentes hasta que pudieron, pero que no dieron demasiadas noticias en ataque salvo un buen ramalazo en la primera parte. Un partido que, presuntamente sería de artistas, lo resolvió un accidente. Las cosas del fútbol.
Lea también:
- ¡Bravo! Adriana Pachón triunfó en el Suramericano de Ajedrez
- FIFA: gol de Linda Caicedo nominado a mejor del año
- Emiliana Arango se despidió de la WTA Guadalajara
El partido salió bonito porque las alineaciones invitaban a ello. Xavi se la jugó con un once ofensivo que confirma que el Barça de este año ha mudado de piel y ha pasado de la rugosidad del curso pasado a un traje mucho más fino.
En lo que pareció una orden que venía del vestuario, Koundé martilleó con cambios de juego el sector derecho de la defensa del Sevilla. Por allí apareció João Félix, que escogía aventura. Bien individual, por dentro; bien apoyándose por esa flecha que es Balde.
El lateral, sin embargo, no estuvo fino en el centro. Pero el Barça también tenía plan por la derecha. Colocado por sorpresa como interior, los desmarques de ruptura de Raphinha fueron una pesadilla para Ramos.
Sergio Ramos marcó gol para el Barcelona
Una aparición de los portugueses generó la ocasión más clara de la primera parte para el Barça, pero João Félix falló de manera imperdonable, casi en el área chica y sólo ante Nyland. Se llenó de balón y la mandó al larguero en una de esas ocasiones que un aspirante a crack no debe perdonar.
De todo el ataque del Barça, a quien más le costó fue a Lamine, algo más cohibido en los últimos partidos y con ese déficit físico que advirtió Xavi en la rueda de prensa y con el que juegan los rivales. Lamela le dio las buenas noches en un choque. Lógico, es un crío.
El Sevilla, que había salido a verlas venir, empezó a dar señales de vida a partir del minuto 30. Rakitic flotó por el centro del campo y Lamela, Lukebakio y Ocampos empezaron a intercambiar bien posiciones. Gavi, sosteniendo al equipo, salvó el 0-1 de Ocampos bajo los palos y, poquito después, Dodi Lukebakio amenazó a Ter Stegen en un tiro con poco ángulo.
El belga encontró otra vez a Ocampos, que no conectó de milagro. El Barça frunció el ceño en esos minutos y acabó con una noticia horrible la primera parte. En una de sus innumerables carreras al espacio, Raphinha se rompió. Fue sustituido por Fermín, que casi marca nada más salir. Pero ya era imposible intuir qué esquema presentaría la segunda parte.
El Barça y el fondo norte del Lluís Companys le metieron temperatura a la segunda parte. Lewandowski flirteó con el gol en un par de ocasiones y Koundé remató arriba un saque de esquina. Lamine también se metió más en el partido. Un par de zigzagueos suyos y alguna arrancada de Fermín, con buena conexión con Gavi y Gündogan, llevaron peligro.
Mendilibar vio que tenía algún escape y se apresuró a meter cemento y oficio con Fernando y Acuña. El Sevilla aguantó hasta que cayó de la manera más insospechada. Un centro de Ferran fue tocado por Lamine Yamal y Ramos, que pasaba por allí, despistó a Nyland, que se quedó sin respuesta. Los más retorcidos podrían decir que Ramos fue del Barça por un día.