En el corazón de Bogotá se encuentra un lugar que ha resistido el paso del tiempo y las modas gastronómicas: un pequeño restaurante que desde hace más de un siglo ofrece las empanadas más antiguas de Colombia. Este establecimiento, fundado a comienzos del siglo XX, ha pasado por las manos de cinco generaciones de la misma familia, convirtiéndose en un símbolo de tradición, sabor y herencia cultural.

El secreto de su éxito radica en la receta original, que se ha mantenido intacta desde sus orígenes. La masa, preparada con maíz fresco molido a mano, y el relleno, hecho con carne, papa criolla y condimentos naturales, reflejan el auténtico sabor colombiano que atrae tanto a locales como a turistas.

Además de su historia, el restaurante ha sido reconocido como un punto de encuentro cultural, donde generaciones de bogotanos se reúnen para disfrutar de una empanada recién frita acompañada de ají casero. A pesar de los avances tecnológicos y la competencia moderna, este lugar sigue fiel a su esencia artesanal, consolidándose como un ícono del patrimonio culinario de Colombia.