Brasil dio un paso histórico en salud pública con la inauguración de una megafábrica capaz de producir 80 millones de mosquitos por semana, todos portadores de la bacteria Wolbachia, un microorganismo que bloquea la transmisión del dengue, el zika y el chikunguña. La estrategia, probada durante más de una década, ya demostró ser altamente efectiva en las ciudades donde se ha aplicado.
Una estrategia que ya muestra resultados contundentes
La presencia de Wolbachia en los mosquitos Aedes aegypti impide que el virus del dengue se reproduzca dentro del insecto, lo que reduce drásticamente su capacidad de contagio. En pruebas realizadas en más de una docena de ciudades brasileñas, los casos de dengue cayeron hasta un 89%, consolidando este método como una de las armas más prometedoras contra el virus.
Estos resultados permitieron que el proyecto escalara a nivel nacional, respaldado por instituciones científicas y organismos de salud que buscan enfrentar uno de los mayores problemas epidemiológicos del país.
Cómo funciona la fábrica de mosquitos
Dentro de la nueva instalación, los mosquitos se crían en condiciones controladas que garantizan que todos porten Wolbachia. Luego, miles de técnicos clasifican, incuban y preparan los lotes que serán distribuidos por sectores urbanos previamente seleccionados.
Una vez liberados en el ambiente, los mosquitos con Wolbachia se aparean con los mosquitos locales, transmitiendo la bacteria a las generaciones siguientes. De esta forma, la población de Aedes aegypti se “transforma” gradualmente, reduciendo la circulación del dengue sin necesidad de fumigaciones masivas ni químicos agresivos.
Un modelo que podría replicarse en toda América Latina
El avance de Brasil llega en un contexto de aumento regional de casos de dengue debido al cambio climático, la urbanización acelerada y la expansión del mosquito en nuevas zonas. Por eso, varios países ya observan este modelo como una alternativa escalable y sostenible.
Además, la técnica de Wolbachia no afecta a los humanos, no altera significativamente el ecosistema y es reconocida por la Organización Mundial de la Salud como una herramienta segura y eficaz.
Un paso hacia ciudades más protegidas
Con la apertura de esta fábrica, Brasil busca ampliar la cobertura del proyecto a millones de personas en los próximos años. El objetivo final es reducir la circulación del virus en áreas altamente pobladas y cortar las cadenas de transmisión que cada año dejan cientos de miles de enfermos.
El país avanza así hacia una estrategia moderna, basada en ciencia y sostenibilidad, que podría transformar la lucha contra el dengue en toda la región.

