En la Fundación Corona se ha apostado por tener una visión sistémica de lo que implica transitar desde la educación al empleo formal.
Pasar de la educación hacia el empleo en Colombia es un reto, en especial para poblaciones que históricamente han enfrentado más barreras como son los jóvenes, las mujeres, los migrantes provenientes de Venezuela, la población afrodescendiente, víctima, con discapacidad, LGTBI, las personas en proceso de reintegración y reincorporación, así como de estas poblaciones, quienes se encuentren en pobreza y pobreza extrema.
Por tal motivo, desde la Fundación Corona se ha apostado por tener una visión sistémica de lo que implica transitar desde la educación al empleo formal, teniendo como punto de referencia los diferentes tramos y componentes que conforman este tránsito y que inicia con la educación media, continua con la educación y formación posmedia, la intermediación laboral y por último el posicionamiento en un empleo formal.
Daniel Uribe, director ejecutivo de la Fundación Corona, aseveró que “aunque durante muchos años el país ha tenido problemas para el tránsito desde la educación hasta el empleo formal de ciertas poblaciones, el trabajo propositivo y en conjunto había permitido un avance para la mitigación de estas problemáticas, situación que retrocedió 10 años con la llegada de la pandemia y que agudizó el desempleo y la con ello la pobreza, sobre todo en los Jóvenes con Potencial, es decir, estos jóvenes que no estudian, ni trabajan o se encuentran en la informalidad”.
Agregó que por ejemplo, pese a que las cifras del Dane “de pobreza monetaria y monetaria extrema para 2021 fueron menores a las de 2020, con un 39% y 12% respectivamente, según análisis del INEI, el 65 % de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, estaban en hogares en situación de pobreza y pobreza extrema, una cifra difícil de reducir y que da cuenta de la brecha de estos jóvenes con la educación y el empleo”.
Consideran que para lograr el cierre de brechas que lleve a una vinculación en empleos formales e inclusivos, se deben involucrar varios niveles de acción que pueden ser tanto remediales como estructurales, es decir, que sean resultados de proyectos y alianzas institucionales de impacto colectivo, que permitan enfrentar las problemáticas desde una mirada sistémica y diferencial, con procesos de aprendizajes, herramientas y acompañamiento.
Por el Día Internacional de los Trabajadores, quieren poner en el centro de conversación a los jóvenes, una de las poblaciones que más barreras enfrenta y los que más cifras de informalidad presentan. En cifras del INEI 2021, para el general de los jóvenes, la informalidad representaba cerca del 56%, mientras que para las mujeres se registraba un 53%.
De acuerdo con Daniel Uribe, “debemos promover ampliamente la formación orientada al empleo inclusivo. Esto es: una visión de la educación y formación posmedia que dé respuesta eficiente y pertinente a la diversidad de la demanda: las expectativas y capacidades de las personas; los requerimientos de talento humano de los empleadores en las regiones, sin embargo, para poder llegar a promover esta mirada, es fundamental conocer en qué estado se encuentran las poblaciones. Desde la Fundación creemos en el poder que tienen los datos, por eso hemos creado y habilitado la plataforma Includere.com que permite conocer por tramo y por población las barreras a las que se enfrentan”.