Este 12 de septiembre, miles de personas alrededor del mundo celebran el Día Internacional del Crochet, una jornada dedicada a reconocer el valor cultural, artístico y social de una técnica que ha trascendido siglos y fronteras. Aunque no es una fecha oficial, su impacto es real y cada vez más visible.

Un homenaje nacido del oficio
La iniciativa de conmemorar este día surgió en 2007 gracias a Jim Price, un artesano estadounidense que tallaba ganchillos en madera. Su intención era sencilla pero poderosa: dar visibilidad a una práctica que combina paciencia, precisión y creatividad. Aunque ningún organismo internacional lo ha formalizado, la comunidad tejedora lo adoptó con entusiasmo.
Crochet: historia entrelazada
También conocido como ganchillo, el crochet tiene orígenes diversos. Se especula que pudo haber evolucionado a partir de técnicas tradicionales árabes, sudamericanas o chinas. Sin embargo, los primeros registros documentados aparecen en Europa: en 1812, en el libro The Memoirs of a Highland Lady, y en 1824, con la publicación de patrones en la revista alemana Penélope.
Desde entonces, el crochet se expandió globalmente, convirtiéndose en una forma de expresión artística, una herramienta de sustento económico y una tradición familiar que se transmite de generación en generación.
Más que moda: identidad y comunidad
Hoy, el crochet no solo vive en mantas y gorros. Es tendencia en pasarelas, protagonista en ferias artesanales y canal de emprendimiento para miles de mujeres. Técnicas como el amigurumi —que permite crear muñecos tejidos— han revitalizado el interés por este arte, especialmente entre jóvenes.
Además, el crochet ha demostrado ser una actividad terapéutica, que fomenta la concentración, reduce el estrés y fortalece vínculos comunitarios. En este día, se organizan encuentros, talleres y exposiciones que celebran su diversidad y belleza.
Tejer es resistir, crear y compartir
Reconocer el crochet con una jornada internacional no solo resalta su valor estético, sino también su papel en la construcción de redes humanas. Porque detrás de cada puntada hay una historia, una emoción y una conexión.
Este 12 de septiembre, el mundo celebra a quienes, con hilo y aguja, siguen tejiendo cultura, memoria y futuro.
