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Jorge Iván Díaz Rodríguez y Jhon Stid Granados murieron dentro de la mina El Cerezo 3, en Tuta, tras inhalar gases. La tragedia expone, una vez más, las fallas en seguridad minera que siguen costando vidas en Boyacá.
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Dos mineros de Paipa fallecieron en la mina El Cerezo 3 en Tuta por inhalación de gases. Autoridades investigan y la tragedia reabre el debate sobre la seguridad en el sector minero de Boyacá.
Los hechos que enlutan a Paipa y Tuta
Hacia la medianoche del jueves 8 de agosto, la calma en la vereda San Nicolás, sector Santa Rita, del municipio de Tuta, se rompió con una noticia devastadora: dos mineros boyacenses murieron dentro del socavón principal de la mina de carbón El Cerezo 3.
Las víctimas fueron identificadas como Jorge Iván Díaz Rodríguez, de 28 años, y Jhon Stid Granados, de 26, ambos oriundos de Paipa. El reporte preliminar indica que los trabajadores fallecieron por inhalación de gases a 200 metros de la entrada de la mina.
La emergencia fue reportada por Nepomuseno Díaz Fonseca, familiar de una de las víctimas, quien relató que los cuerpos fueron hallados hacia las 11:45 de la noche.
Respuesta de las autoridades
Personal del Centro de Salud de San Miguel de Tuta acudió de inmediato al sitio, pero solo confirmó el deceso de los dos jóvenes. Los actos urgentes quedaron a cargo del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación, mientras que la Agencia Nacional de Minería fue notificada para adelantar los procedimientos técnicos correspondientes.
La atención de la emergencia contó con el apoyo del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Tuta y la Policía Metropolitana de Tunja. De manera paralela, las autoridades ya iniciaron las investigaciones para esclarecer las causas del accidente y determinar posibles responsabilidades.
Seguridad minera: una deuda histórica que sigue costando vidas
El caso de Jorge Iván y Jhon Stid no es un hecho aislado, sino el reflejo de un problema que se arrastra por décadas en el sector carbonífero de Boyacá: falta de controles estrictos en las minas subterráneas.
La inhalación de gases es un riesgo conocido en esta industria, y su prevención depende de sistemas de ventilación adecuados, monitoreo constante de la calidad del aire y protocolos de evacuación claros. Sin embargo, en muchas minas del departamento —especialmente en las de menor escala— la supervisión técnica es deficiente y las inspecciones se quedan cortas o no se realizan con la frecuencia necesaria.
Este accidente ocurrió horas después de que el Gobierno nacional firmara un acuerdo con representantes del sector minero en Paipa, lo que deja en evidencia que los compromisos en papel no bastan. Mientras los anuncios oficiales se quedan en los discursos, los mineros siguen expuestos a condiciones laborales peligrosas que, en casos como este, terminan en tragedia.
No se trata solo de exigir responsabilidad a los dueños y administradores de las minas, sino también de exigir resultados a las entidades que deben vigilar. Cada día que pasa sin acciones contundentes, se pone en riesgo la vida de quienes bajan al socavón para ganarse el sustento.
El peso de esta tragedia en las familias
La muerte de Jorge Iván y Jhon Stid deja más que un vacío en las cuadrillas mineras: deja hogares destrozados, hijos huérfanos, padres que entierran a sus hijos y comunidades que se despiden de hombres jóvenes que, como tantos en Boyacá, encontraron en la minería su única fuente de ingreso.
Para las familias, no solo es la pérdida emocional, sino también la pérdida económica. La minería, aunque peligrosa, representaba el sustento diario, y ahora ese ingreso desaparece mientras el dolor se mezcla con la incertidumbre de cómo seguir adelante.
La minería, entre el sustento y el riesgo constante
En Boyacá, la minería de carbón es una tradición que se hereda de generación en generación. No es solo un trabajo, es la forma de vida de miles de familias. Pero ese sustento viene acompañado de un alto riesgo: explosiones, derrumbes, falta de oxígeno, exposición a gases tóxicos y jornadas extenuantes bajo tierra.
Quienes trabajan en los socavones saben que, al entrar, se enfrentan a un peligro real, pero lo aceptan porque las oportunidades laborales en las zonas rurales son escasas. Esa realidad no puede ser la justificación para que se mantengan condiciones inseguras. La minería puede y debe hacerse de manera segura, con inversión, tecnología y vigilancia constante.
El llamado que no puede quedar en el aire
La muerte de Jorge Iván y Jhon Stid debe ser una alerta roja para todos: autoridades, empresarios, comunidad y Gobierno. Si en Colombia se exige que se respete la vida, no se puede permitir que cada cierto tiempo las noticias repitan el mismo patrón: mineros muertos, promesas oficiales y luego el olvido.
El carbón mueve la economía de Boyacá, pero ninguna tonelada justifica la pérdida de una vida. La seguridad no es un lujo, es un derecho. Y mientras no se asuma así, tragedias como la de la mina El Cerezo 3 seguirán ocurriendo.
Perfecto, aquí te agrego un apartado final de condolencias con el tono fuerte, humano y respetuoso que usamos:
Condolencias a las familias de Jorge Iván y Jhon Stid
Desde este medio enviamos nuestras más sinceras condolencias a las familias de Jorge Iván Díaz Rodríguez y Jhon Stid Granados. Entendemos que ninguna palabra puede aliviar el dolor de perder a un hijo, un hermano o un amigo en circunstancias tan trágicas.
Su partida no solo enluta a Paipa y Tuta, sino que deja un vacío en todo Boyacá, donde la labor minera es símbolo de esfuerzo, sacrificio y dignidad. Ellos no deberían ser recordados por la forma en que murieron, sino por la fuerza con la que vivieron y trabajaron para llevar sustento a sus hogares.
Hoy, más que nunca, hacemos un llamado para que su muerte no sea una estadística más, sino el punto de partida para exigir condiciones seguras para todos los mineros del departamento. Descansen en paz, Jorge Iván y Jhon Stid. Boyacá no olvidará sus nombres.
Destacado:
Dos jóvenes mineros de Paipa murieron en Tuta por inhalación de gases. La tragedia revive la discusión sobre la seguridad en la minería de Boyacá.
