PANAMÁ Y EE.UU. FIRMAN CONVENIO
Trump busca frenar la influencia china en la vía interoceánica y asegura que “están recuperando el canal”.
USO POR PARTE DE TROPAS
El gobierno de Panamá y Estados Unidos firmaron un memorando de entendimiento que permitirá a tropas estadounidenses desplegarse temporalmente en instalaciones panameñas para realizar entrenamientos, ejercicios, actividades humanitarias, almacenamiento de equipo y otras acciones previamente acordadas. La firma del documento fue encabezada por el ministro panameño de Seguridad Pública, Frank Ábrego, y el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, durante una visita oficial a Ciudad de Panamá. Las áreas autorizadas incluyen antiguas bases militares estadounidenses como la Base Naval Rodman, la Base Aérea de Howard y el Fuerte Sherman, pero se mantendrán bajo administración panameña. Aunque el documento enfatiza el respeto a la soberanía panameña sobre el Canal, las declaraciones desde Washington han generado controversia. El presidente Donald Trump aseguró que “EE.UU. está recuperando el canal” y que se han ocupado zonas “que ya no teníamos, pero ahora sí”, en referencia a las instalaciones habilitadas. Hegseth, por su parte, destacó la cooperación hemisférica y afirmó que la presencia militar busca contrarrestar posibles amenazas y asegurar la estabilidad de la vía interoceánica, por la que transita el 5 % del comercio mundial y cerca del 40 % de los contenedores estadounidenses. La declaración conjunta también menciona la creación de un mecanismo para compensar servicios de seguridad mediante peajes de buques de guerra, buscando un esquema de costo neutral.

Pete Hegseth, secretario de Defensa de EE.UU.
TENSIONES GEOPOLÍTICAS
La firma del acuerdo ha causado reacciones encontradas, tanto por el tono de las declaraciones estadounidenses como por el contexto geopolítico. El presidente panameño, José Raúl Mulino, afirmó desde Lima que rechazó al menos cuatro versiones previas del memorando que incluían términos como “presencia militar permanente”, “bases militares” y “cesión de territorio”, los cuales calificó como “inaceptables”. En su versión final, el convenio no permite la construcción de nuevas bases ni estipula una ocupación indefinida, aunque deja la puerta abierta a un número indeterminado de tropas en rotación temporal. La cancillería panameña respondió con firmeza a los comentarios de Trump y de Hegseth, remarcando que “no se ha cedido ni un solo centímetro de soberanía” y exigiendo la inclusión, en la versión oficial en inglés del acuerdo, de la frase que reconoce el “liderazgo y la soberanía irrenunciable de Panamá sobre el canal y sus áreas adyacentes”, la cual fue omitida por Washington. Esta situación se produce en medio de la presión de EE.UU. por reducir la influencia china en el canal. El gobierno panameño ha acusado a la empresa China Panama Ports Company de incumplir sus obligaciones contractuales y ha presionado para su retiro del país. Mientras tanto, CK Hutchison, matriz de la firma, ha acordado vender sus activos portuarios, incluidos los del canal, al consorcio estadounidense liderado por BlackRock por 19.000 millones de dólares. Pekín, por su parte, ha anunciado una revisión antimonopolio del acuerdo, en lo que constituye un nuevo capítulo de tensión entre ambas potencias en la región.

Frank Ábrego, ministro de Seguridad Pública de Panamá.
