Vivir la moda actual se antoja como un viaje constante al pasado. Más concretamente, a los años 90 y comienzos de los 2000.
No hace falta más que pensar en los pantalones cargo, el cada vez más probable regreso del tiro bajo, las minifaldas mínimas, los vestidos tubo o pequeños accesorios como las pinzas del pelo. La influencia de los años 90 se entremezcla con el deseo posconfinamiento de celebrar. De volver a apostar por la ropa de fiesta, por las opciones más atrevidas y las formas complejas que huyen de la moda cómoda y sencilla que dominó aquella época de nuestras vidas. En pleno 2022, han vuelto los zapatos de tacón más altos, los vestidos de fiesta y las prendas reveladoras que dejan a la vista varios centímetros de piel parecen ser todo un cántico a los (nuevos) felices años 20.
La pasión por la inspiración noventera, un verano donde los bralettes han sido una constante en las pasarelas y un otoño-invierno donde la estética fetishcore o dominatrix viene pisando fuerte de la mano de firmas como Versace, Dolce & Gabbana, Balmain, Fendi o Roberto Cavalli, han dado como resultado la aparición de un estilo de top que está comenzando a copar las redes sociales.
Hablamos de un top minúsculo, a caballo entre un bralette y el top del bikini, que cubre pocos centímetros de piel y dibuja formas de estrellas, corazones o se entremezcla con la tendencia midriff flossing en la zona del pecho. Entre las celebrities que ya han apostado por estas complejas y atrevidas prendas nos encontramos con Chiara Ferragni, cuyo armario últimamente no hace más que dejar pistas sobre esta y otra reveladoras tendencias.