El viernes amaneció con neblina en las montañas de Mallama, pero el clima no impidió que las puertas se abrieran ni que las voces se hicieran escuchar. Hasta este municipio del piedemonte nariñense llegó el equipo de Centrales Eléctricas de Nariño – CEDENAR, no solo con herramientas técnicas, sino con disposición para escuchar, entender y resolver.

En el parque central, bajo un cielo cambiante, se instalaron los puntos de atención. Vecinos de Mallama y también de Ricaurte se acercaron con preguntas, inquietudes y solicitudes que nacen del día a día: un medidor que no funciona, un transformador que se sobrecarga, o la inquietud por una factura que no cuadra. Nada fue menor, porque cada caso lleva una historia, un contexto, una necesidad concreta.

La jornada fue más que asesoría: fue diálogo. Con mate de por medio, los habitantes compartieron no solo sus dudas, sino también su calidez. Hubo agradecimientos, pero también exigencias justas. Y el compromiso fue claro: CEDENAR no solo lleva energía, también escucha y acompaña.

“Seguimos en la ruta”, dijeron al partir. Y mientras el equipo se alejaba por la vía que serpentea entre la selva, quedaba encendida una certeza: donde hay comunidad, hay servicio que escuchar.