Una intervención estética terminó en tragedia. Juan Gilberto Rivera, un hombre contratista de las fuerzas armadas, falleció tras sufrir complicaciones derivadas, presuntamente, de un procedimiento quirúrgico realizado en la Clínica Sanar de Villavicencio.

Procedimiento

De acuerdo con información extraoficial, Rivera se sometió a una liposucción y marcación abdominal. Durante el procedimiento, al administrarle anestesia local en la columna, habría experimentado complicaciones que, aparentemente, el equipo médico no pudo controlar.

Comunidad

La comunidad, en su mayoría impactada por la noticia, ha comenzado a cuestionar la calidad de los servicios prestados en la clínica. Ciudadanos han manifestado en redes sociales su preocupación sobre la seguridad en procedimientos de cirugía estética en el lugar. «No es la primera vez que escucho de complicaciones en cirugías ahí», afirmó un ciudadano.

Hasta el cierre de esta edición, no había un pronunciamiento de la clínica respecto a lo ocurrido. Sin embargo, se ha confirmado que el CTI de la Fiscalía ya está llevando a cabo una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon este lamentable suceso.

El caso ha reavivado las preocupaciones en torno a los estándares de seguridad en las clínicas estéticas, los controles postoperatorios y el acceso a procedimientos médicos sin garantías suficientes. Mientras la familia busca respuestas, crece el debate sobre los riesgos, muchas veces invisibles, de las intervenciones que prometen transformar cuerpos, pero terminan cobrando vidas.

Panorama

El panorama en Colombia refleja una problemática que afecta a muchas regiones del país, donde la demanda de procedimientos estéticos ha llevado al auge de prácticas ilegales. La falta de regulación y la búsqueda de opciones más económicas por parte de los pacientes han permitido que estos establecimientos clandestinos proliferen, poniendo en peligro la vida de cientos de personas.

Autoridades de salud han señalado que, los controles continuarán durante 2025 con el objetivo de reducir los riesgos asociados a estas prácticas y garantizar que los procedimientos se realicen en condiciones seguras y legales.

Estadísticas muestran que, más del 80% de las muertes en este tipo de procedimientos han ocurrido en Medellín, y la mayoría de los casos estuvieron relacionados con lipoesculturas realizadas en establecimientos no autorizados.