Las fragancias unisex, que antes se llamaban unisex, puedan parecer lo más moderno y rompedor del mundo, lo cierto es que son más tradicionales que el afeitado a navaja. Porque, como nos comenta Daniel Figuero, Fragrance Ambassador de Dior y autor del libro Contraperfume, “la diferenciación entre fragancias for him y for her comienza en los años 50 con la irrupción de la publicidad de masas. Hasta entonces, y salvo contadísimas excepciones (a principios del siglo XX Jacques Guerlain creó Mouchoir de Monsieur y Violette de Madame), los olores no tenían género y los perfumes, más que distinguir entre hombres y mujeres, representaban un marcador de clase que únicamente la aristocracia y la nobleza se podían permitir”.
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Es decir, desde que nuestros antepasados vivían en cuevas y echaban al fuego determinadas maderas que, al quemarse, producían un olor agradable (perfume se deriva del latín perfumum, que significa a través del humo) hasta que los Mad Men de la mitad del siglo pasado empezaron a compartimentar las fragancias por género, no existía notas ni materias primas masculinas y femeninas. Y todos esos milenios de composiciones sin género quedaron olvidados y sepultados bajo una única razón: aumentar las ventas con productos dirigidos a un público determinado. En definitiva, que fue el marketing el que decidió que las flores eran para ellas y las maderas, para ellos.
Además, y como explica Daniel, “pour homme y pour femme son conceptos muy occidentales. De hecho, en Oriente Medio sigue sin haber distinción por género y hombres y mujeres visten las mismas fragancias. Pero, afortunadamente, la barrera entre las notas tradicionalmente consideradas femeninas y masculinas se difumina cada vez más”. Y la esencia genderless de estas creaciones se refleja también en el aspecto exterior. “El diseño de los frascos es más limpio y minimalista y no ofrece ninguna señal clásica de masculino o femenino. Asimismo, tanto los nombres como la publicidad asociada a estos perfumes suelen hacer referencia a sensaciones, materias primas o viajes, conceptos abstractos abiertos a interpretación y sin ningún marcador de género”, concluye el experto.
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PERFUME VANILLA DIORAMA, DE LA COLLECTION PRIVÉE CHRISTIAN DIOR
Esta esencia gourmand, inspirada en uno de los postres favoritos de Christian Dior creado en exclusiva para él por el restaurante Maxim’s, deja una estela cálida e intensa de vainilla de Madagascar con acentos de ron y pachuli.
EAU DE PARFUM SANTAL PAO ROSA, DE LA COLECCIÓN L’ART & LA MATIERE, DE GUERLAIN
El sándalo, uno de los ingredientes predilectos de la maison, se intensifica con una nota de mirra y madera de agar y se refina con unos delicados pétalos de rosa en esta esencia floral y amaderada.
EAU DE PARFUM NEROLI PORTOFINO, DE LA COLECCIÓN PRIVATE BLEND, DE TOM FORD
El diseñador tejano reinventa la estructura clásica de las aguas de Colonia con esta creación fresca, cítrica y afrutada que captura la exuberante naturaleza de la Riviera italiana.
EAU DE TOILETTE CK ONE, DE CALVIN KLEIN
En una selección de fragancias genderless no podía faltar una de las primeras que de verdad obtuvo el éxito comercial y que sedujo por igual a hombres y a mujeres con el tradicional olor a ropa limpia de la escuela americana.