La enfermedad de Parkinson, un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso y el movimiento, está mostrando un incremento global que algunos especialistas describen como una “pandemia silenciosa”. Aunque los síntomas suelen aparecer de manera gradual —como temblores, rigidez, lentitud de movimiento y alteraciones en el equilibrio—, investigadores aseguran que existen hábitos que podrían reducir el riesgo de desarrollarla.

Factores ambientales, clave en el aumento de casos

Los reconocidos especialistas Ray Dorsey y Michael Okun, autores del libro Acabar con la enfermedad de Parkinson, señalan que el incremento de diagnósticos podría estar ligado a factores antropogénicos, es decir, provocados por la actividad humana. Entre ellos mencionan pesticidas presentes en alimentos, solventes industriales que contaminan el agua y la exposición a la polución atmosférica.

“El Parkinson no es una consecuencia natural del envejecimiento. No es inevitable, es prevenible. Las principales causas no están en nuestro ADN, sino en el ambiente”, afirmó Dorsey.

Los científicos insisten en que reducir la exposición a sustancias químicas presentes en el entorno podría ser clave para disminuir el riesgo.

Cambios en los hábitos que podrían reducir el riesgo de Parkinson

A partir de la evidencia analizada, los autores proponen varias acciones prácticas para la vida diaria:

1. Lavar adecuadamente frutas y verduras

Recomiendan no solo usar agua, sino también jabón o soluciones de vinagre con sal, debido a que muchos pesticidas son solubles y pueden eliminarse mediante este proceso.

2. Ajustes en la dieta

Optar por una alimentación rica en frutas y verduras y reducir la ingesta de carnes podría disminuir la exposición a sustancias químicas asociadas a la producción de alimentos. Además, sugieren preferir vinos orgánicos, pues estudios en Francia han detectado altos niveles de contaminación en algunos vinos convencionales.

3. Hacer ejercicio regularmente

El ejercicio libera factores que protegen las neuronas. Según Okun, “incluso quienes ya tienen Parkinson pueden frenar el daño si mantienen actividad física constante”.
Se recomienda realizar actividad intensa —que genere sudoración— al menos tres veces por semana.

4. Usar filtros de agua

Los especialistas destacan estos dispositivos por su capacidad para reducir la presencia de pesticidas y otros contaminantes en el agua potable.