La música es una de las herramientas más poderosas para regular estados de ánimo. Funciona como un mapa emocional porque acompaña, transforma ya veces revela emociones que aún no tienen palabras.

Escuchar música activa Múltiples zonas del cerebro a la vez: memoria, lenguaje, motricidad y emoción. Por eso una canción puede transportarse a un momento preciso con una intensidad que ningún otro estímulo logra. La música también sincroniza ritmos corporales: respiración, latidos, tensión muscular.

En terapia, se usa para desbloquear recuerdos y facilitar la expresión emocional. En la vida cotidiana, acompaña rutinas, crea ambientes y ayuda a energía modular. Aunque las preferencias son personales, los efectos fisiológicos son universales.

La música no solo suena: actúa.