La carta tiene fecha del 28 de julio y ya fue recibida por miembros del equipo del Pacto Histórico, e incluso conocida por el canciller entrante Álvaro Leyva.
Con una carta dirigida al presidente electo Gustavo Petro, el grupo criminal armado como “La Oficina” se montó al proyecto de sometimiento a los grupos armados que ha anunciado con bastante entusiasmo el canciller entrante, Álvaro Leyva, y que sería bandera del gobierno y parte del llamado perdón social que tanta polémica ha causado.
Con “La Oficina” montada en ese bus, al gobierno Petro se le sube una estructura de miles de hombres que dominan la criminalidad en Medellín y varios municipios del departamento. El asunto es que no se trata de una propuesta aislada, es la respuesta a unos acercamientos que vienen desde antes de la campaña presidencial, y hasta la fecha habían sido un secreto.
La carta, que tiene fecha del 28 de julio y ya fue recibida por miembros del equipo del Pacto Histórico, e incluso conocida por el mismo Leyva, dice: “Después de varios gobiernos y proyectos de sometimiento fallidos, recibimos con esperanza su llamado a la construcción de una paz total, que solamente será posible en la medida que se tenga la grandeza de reconocer la urbanización de la guerra en Colombia”.
El periódico EL COLOMBIANO recibió una copia de esa carta y corroboró que es verídica y cuenta con la autorización de varios de los llamados coordinadores de “La Oficina”, entre ellos quienes están en la cárcel.
Además, fuentes que han tenido contacto con el gobierno y son emisarios de “La Oficina” aseguraron que en esa negociación también se montaron otras las bandas que no hacen parte del grupo colegiado.
Ahora bien, no todo es tan fácil como pinta. Los capos abogan por que se les permita “acogerse” a la justicia, un punto por demás polémico, pues para muchos no termina de ser claro cuáles serían las condiciones de esa figura.
Dice la carta sobre este punto que el Gobierno debe facilitar “nuestro acogimiento a la justicia, como lo estipula el acuerdo de paz de La Habana y como lo propone la sociedad civil organizada. Ley de acogimiento que ha de incluir también un tratamiento diferenciado a los miembros de nuestra organización que nos permita avanzar en la transición de nuestros liderazgos y el fortalecimiento de nuestras capacidades, para contribuir en el rompimiento de los círculos viciosos de violencia, injusticia social y la militancia de los niños y jóvenes en los grupos armados”.
La carta se conoce después de que el mismo Leyva se refiriera a las intenciones de estos grupos armados: “Una cosa es sometimiento y otra cosa es el acogimiento donde hay unas propuestas y ellos (las bandas criminales) verán si se acogen o no; es algo diferente. Entonces finalmente se acogen a la terminación del diálogo y a lo que se acuerde. Naturalmente eso es algo que está por desarrollarse, no es que haya una partitura”.