La vida es un viaje efímero, un suspiro en el universo. Cada uno de nosotros tiene una misión terrenal única, diferente en tiempo, modo y lugar. Y aunque somos seres pasajeros, dejamos un rastro de amor, un legado de recuerdos que perduran en el tiempo.

Este año, he tenido que despedir a dos seres queridos, dos tíos mayores que dejaron una huella imborrable en mi vida y la de muchas personas. Laureano y Edgar, dos personas especiales, muy diferentes entre sí, pero con una misión común: vivir plenamente y dejar un legado de amor y sabiduría. A los 86 y 89 años, respectivamente, se fueron, dejando un vacío en el corazón de nuestra familia.

La muerte es un ángel que tiene la tarea de reencontrarnos con nuestro creador. Es un momento de transición, un pasaje a una nueva dimensión donde el dolor y la tristeza se convierten en paz y serenidad. Aunque la partida de nuestros seres queridos es dolorosa, sabemos que su legado permanecerá en nosotros.

En estos momentos de reflexión, me viene a la mente la importancia del perdón. ¿Qué significa perdonar? Perdonar es soltar las cadenas del resentimiento, es liberarnos del peso de la ira y la amargura. Es un acto de amor y compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás. Cuando perdonamos, no solo liberamos a los demás de nuestra ira, sino que también nos liberamos a nosotros mismos del dolor y la tristeza; para iniciar renovados un nuevo viaje en el infinito y vasto universo.

Laureano y Edgar, como muchos seres queridos que se van, dejaron sus propias huellas de imperfección y errores. Pero en su partida, me doy cuenta de que el perdón es fundamental para sanar y seguir adelante. Perdonar no significa olvidar o justificar las heridas del pasado, sino que significa dejar ir el dolor y la amargura que nos atan a ellas.

La partida de nuestros seres queridos nos recuerda que la vida es preciosa y que debemos aprovechar cada momento. Nos enseña a valorar las relaciones, a cuidar a nuestros seres queridos y a dejar un legado que perdure en el tiempo. Aunque la partida de nuestros seres queridos es dolorosa, sabemos que su amor y recuerdo permanecerán en nosotros.

En este sentido, la muerte no es un final, sino un comienzo. Un comienzo de un nuevo capítulo en la vida de aquellos que se van, y un recordatorio para nosotros de que debemos vivir plenamente y aprovechar cada momento, cada instante, cada día.

La partida de los seres queridos es un momento doloroso, pero también es una oportunidad para reflexionar sobre la vida y su significado y esto asociado a la muerte es un tema universal que ha sido interpretado de múltiples maneras en las distintas culturas del mundo. En muchas de ellas, la muerte no se ve como un final trágico o temible, sino como una liberación , una transición hacia otro estado de existencia o incluso como un regreso a casa.

Por: Javier Recalde Martínez.

javierecalde.jrm@gmail.com