La pistola y los tatuajes de alias ‘Cabuyo’ que rendían culto a la guerra y las Farc

Según la evidencia recolectada, “Cabuyo” portaba en su mano derecha una pistola FN Herstal de origen belga, fabricada en Estados Unidos.

 

El tiroteo con las tropas del Ejército en el cual murió ‘Cabuyo‘, el jefe de las disidencias del frente 36 de las Farc, dejó al descubierto varias situaciones particulares, como el uso de una pistola “matapolicías” de parte del cabecilla, múltiples tatuajes con escenas de guerra y que su novia tenía cinco meses de embarazo.

 

Los hechos sucedieron en la tarde del viernes 10 de junio, cuando uniformados de la Cuarta Brigada, la Policía y el CTI rodearon una finca ubicada entre las veredas La Herradura y Monteloro, en el municipio antioqueño de Barbosa. Allí se ocultaba Ricardo Abel Ayala Orrego (‘Cabuyo’), uno de los delincuentes más buscados del departamento.

 

Fuentes cercanas al caso contaron que los perros que había en el predio detectaron a los militares ocultos en la maraña y comenzaron a ladrar. Esto alertó al disidente y a su escolta Jairo Alberto Galeano Zapata, quienes comenzaron a disparar desde adentro de la propiedad.

 

Según la evidencia recolectada, ‘Cabuyo’ portaba en su mano derecha una pistola FN Herstal de origen belga, fabricada en Estados Unidos. Esta arma dispara proyectiles de calibre 5.7 x 28 milímetros, capaces de atravesar los chalecos blindados.

 

Este tipo de pistolas se popularizaron en México hace 15 años, durante la guerra entre los carteles de las drogas y el Estado. Por su letalidad, los narcos comenzaron a llamarlas “matapolicías”.

 

A Colombia llegó un primer lote de 60 unidades en 2008, en un intercambio de cocaína por armas del “Clan del Golfo” y los mexicanos. Las pistolas fueron distribuidas entre los cabecillas y los principales sicarios de la organización.

 

Luego los traficantes de armas empezaron a importarlas de forma individual, desarmadas y ocultas en electrodomésticos, para vendérselas a los líderes de “La Oficina” y del frente 36 de las Farc, que en aquel entonces no se había desmovilizado.

 

Todavía no es claro cómo esta pistola llegó hasta ‘Cabuyo’, lo cierto es que con ella comenzó a repeler a los militares. En el intercambio de disparos recibió un balazo en la mano derecha, que le hizo caer el arma. Entonces tomó un fusil AK-47 que tenía terciado y continuó en la pelea.

 

El general Juvenal Díaz, comandante de la Séptima División del Ejército, detalló que Ayala impactó a un soldado en su fusil Tabor de dotación, derribándolo. Cuando salió de la finca para rematarlo, el uniformado fue más veloz, apretó el gatillo primero y lo dio de baja, en la esquina externa de la vivienda.

 

El escolta Galeano regresó a la casa a recargar, pero las tropas ingresaron rápidamente al sitio y lo capturaron. Adentro estaba Diana María Valdés Valdés, novia de ‘Cabuyo’, quien según las autoridades tiene cinco meses de embarazo.

 

Datos de Inteligencia señalan que en el pasado fue la compañera sentimental de “Diomedes”, uno de los lugartenientes de “Cabuyo”, quien fue dado de baja por el Ejército el 12 de abril de 2022, en el municipio de Guadalupe.

 

La mujer había llegado a la finca hacía dos semanas, según la investigación. A ‘Cabuyo’ se le conocieron múltiples parejas durante su comandancia.

 

A todas les mandaba a hacer exámenes de sangre y pruebas de VIH y papiloma humano, antes de acostarse con ellas, incluso a las que eran menores de edad. En uno de los allanamientos que le hicimos, en un búnker subterráneo que le detectamos en la vereda Cucurucho, de Briceño, encontramos seis documentos de laboratorio con esas pruebas”, contó un agente que investigó al cabecilla.

 

Los tatuajes

En la inspección judicial al lugar, las autoridades decomisaron el fusil, dos pistolas – entre ellas la FN Herstal – y abundante munición de distintos calibres. Cuando registraron el cadáver, les llamó la atención la cantidad de tatuajes que tenía, su piel era un lienzo con múltiples escenas de guerra.

 

En el brazo derecho tenía la figura de un lobo; en la espalda, los rostros de dos excomandantes de las Farc, “Tirofijo” y “Mono Jojoy”, y entre ellos tres guerrilleros portando fusiles en la selva; en el muslo de la pierna izquierda, la imagen de un combatiente auxiliando a un herido junto a un campamento.

 

Estos tatuajes, que el delincuente lucía con orgullo en varias fotografías decomisadas por los investigadores, fueron importantes para lograr su identificación.

 

En la tarde de este sábado comenzaron las audiencias de control de garantías, en las que la Fiscalía buscará legalizar el allanamiento a la finca en la que murió ‘Cabuyo’, así como imputarle cargos al escolta y a la mujer detenidos en el sitio.

 

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