Cada año, en los pantanos de Europa, comienza una de las escenas más intensas del mundo natural: la frenética temporada de apareamiento de varias especies de ranas. Lo que para los científicos es un espectáculo biológico fascinante, para las hembras suele convertirse en una experiencia agotadora. Decenas de machos se lanzan sobre una sola hembra en cuestión de segundos, formando grupos densos en los que todos intentan montarse al mismo tiempo.
Competencia extrema en los pantanos
Este comportamiento, conocido como amplexus, genera una presión física enorme. Los machos compiten con una insistencia constante, lo que provoca que las hembras sufran episodios de falta de aire e incluso heridas leves por la intensidad del contacto. No es raro que muchas simplemente no estén “de humor” tras varios intentos de escape.
Las hembras han desarrollado estrategias para evitar encuentros no deseados. En algunos casos intentan soltarse con movimientos rápidos; en otros, emiten chillidos agudos para ahuyentar al macho. Sin embargo, estos métodos no siempre funcionan, especialmente cuando hay varios pretendientes alrededor.
La estrategia más inesperada
Cuando todo lo demás falla, las hembras emplean un recurso sorprendente: fingir estar muertas. Los investigadores han documentado esta respuesta en diversas especies europeas. La hembra, aún sujeta por el macho, se deja caer al agua, se queda completamente rígida y adopta una postura inmóvil que simula la pérdida total de vitalidad.
Este comportamiento, llamado thanatosis, es común en algunos insectos y reptiles como defensa contra depredadores. Pero en las ranas, su función es distinta: frenar el avance insistente del macho durante el apareamiento. Al ver a la hembra inerte y rígida, muchos machos simplemente la sueltan, confundidos por la reacción.
Un engaño necesario para sobrevivir
Fingir la muerte no solo es efectivo, sino también crucial para la supervivencia de algunas hembras. Durante la temporada reproductiva, la competencia masculina es tan intensa que puede agotar físicamente a las ranas y hacerlas vulnerables. La thanatosis actúa entonces como una última línea de defensa.
Lo que revela este comportamiento
Este fenómeno ha despertado el interés de los biólogos porque demuestra lo adaptable que puede ser el comportamiento animal frente a la presión reproductiva. También abre preguntas sobre la evolución de estrategias defensivas dentro de especies en las que el riesgo no proviene de un depredador, sino de miembros de su propia especie.
En un escenario donde la competencia es extrema, las ranas europeas han desarrollado una respuesta ingeniosa y, al mismo tiempo, dramática. En los pantanos, fingir estar muerta puede ser la única forma de recuperar el control.

