El espeluznante crimen que conmociona a Ecuador parece no tener fin. Andreina Lamota, la mujer que asesinó a su propia madre y escondió el cuerpo en una lavadora, podría ser una asesina en serie. Así lo confirmaron fuentes de la Policía Nacional en Guayaquil, que ahora la investigan por otro homicidio ocurrido hace tres años.
Todo comenzó el 16 de octubre, cuando los agentes llegaron a una vivienda en el sector de Sauces 9, en el norte de Guayaquil. La denuncia de un hijo angustiado encendió las alarmas: hacía más de diez días que no sabía nada de su madre, la reconocida abogada Martha Cecilia Solís Cruz. Al llegar al domicilio, los uniformados vivieron una escena digna de una película de terror.
Aterrador hallazgo
En el interior de una lavadora común, envuelta en bolsas y cubierta con detergente, estaba la víctima, cortada en seis partes. Los peritos forenses hallaron, además, siete cuchillos, una sierra eléctrica, un machete y restos de cocaína. El hedor era insoportable, y el horror, indescriptible.
Las primeras investigaciones apuntaron rápidamente a Andreina Lamota, la hija de la víctima. Su comportamiento nervioso y contradictorio levantó sospechas desde el inicio. Según relató el subjefe policial Jairo Burbano, “el hermano de la sospechosa intentó ingresar al domicilio, pero ella no se lo permitió. Fue ahí cuando decidió llamar a la Policía”. Esa llamada permitió descubrir uno de los crímenes más crueles que recuerda el país.
Investigación
Pero lo más aterrador es que la historia no termina ahí. Tras su captura, los investigadores revisaron el historial digital de Lamota y encontraron búsquedas en internet que erizan la piel: “cómo deshacerse de un cuerpo”, “cómo eliminar el olor de la sangre” y “cómo limpiar restos humanos”.
Además, se descubrió que la mujer, de 32 años, ya tenía una denuncia previa por la desaparición de su mejor amiga, Jeniffer Juliana Banguera Cornejo, ocurrida el 8 de enero de 2022. Ambas estudiaron Contabilidad en la Universidad de Guayaquil, y la última vez que se vio con vida a Jeniffer fue cuando acudió a la casa de Lamota. Desde entonces, nunca más se supo de ella.
Los investigadores no descartan que la detenida haya actuado con la misma frialdad y brutalidad. “Estamos ante una mente sumamente perturbada”, dijo uno de los agentes que participó en el allanamiento. “Todo apunta a que podría tratarse de una asesina serial que se camuflaba bajo una apariencia normal”.
Comportamientos extraños
Vecinos del sector aseguran que Andreina era una mujer solitaria, con comportamientos extraños. “Casi nunca salía. A veces se escuchaban ruidos raros, como si usara herramientas eléctricas. Pensábamos que hacía manualidades”, contó entre sollozos una vecina que pidió no revelar su identidad.
El caso ha generado repudio y miedo en Guayaquil. En redes sociales, cientos de personas exigen justicia y piden una condena ejemplar. “No puede quedar libre una persona que mata a su madre y tal vez a su amiga. Es una psicópata”, escribió un usuario indignado.
Mientras tanto, Andreina Lamota permanece recluida en una cárcel de alta seguridad, bajo estricta vigilancia. La Fiscalía prepara nuevas imputaciones por homicidio y ocultamiento de cadáver, mientras los forenses analizan muestras genéticas halladas en su casa que podrían confirmar si hubo más víctimas.
Guayaquil no recuerda un crimen tan atroz, tan frío, tan repulsivo. Una hija que mata a su madre, la descuartiza y la esconde entre detergente y sal. Una mente que, según los expertos, podría ocultar otros horrores aún no descubiertos.
Porque detrás de esta historia, más que un asesinato, parece esconderse una mente enferma, capaz de borrar la vida de quien la amó, sin un solo gesto de arrepentimiento.
