El oso andino, símbolo de los ecosistemas de montaña y especie emblemática de los Andes, ha encontrado un aliado inesperado en las comunidades rurales de Nariño. Varias veredas de Pasto, Tangua, La Florida y Puerres están estableciendo corredores ecológicos comunitarios para facilitar el movimiento seguro de la fauna.

Estos corredores consisten en:

Reforestación de zonas clave.

Eliminación de cercas agresivas.

Acuerdos para no cazar ni perseguir fauna silvestre.

Monitoreo con cámaras trampa.

Restauración de quebradas y nacimientos.

Las cámaras trampa ya han registrado osos jóvenes transitando por áreas donde antes casi no se veían. Este esfuerzo fortalece la conectividad entre los bosques andinos y es clave para la salud genética de la especie.