No fue un jueves más; fue un jueves de lluvia y gas

Piedras, palos, botellas, gas lacrimógeno y aturdidoras estaban servidas sobre la mesa. Todo un coctel que supuso un duro enfrentamiento entre manifestantes y el Esmad.   Todo comenzó con bailes, arengas, pintura y pancartas contra el Gobierno Nacional, otras celebrando […]

abril 29, 2022 | 11:43 am
Manifestante - HSB

Piedras, palos, botellas, gas lacrimógeno y aturdidoras estaban servidas sobre la mesa. Todo un coctel que supuso un duro enfrentamiento entre manifestantes y el Esmad.

 

Todo comenzó con bailes, arengas, pintura y pancartas contra el Gobierno Nacional, otras celebrando un año del estallido social, y algunas más dicientes, con datos de muertes, heridos y encarcelados por salir a las calles a levantar la voz.

 

Todo comenzó el 28 de abril de 2021, pero el 28 será recordado como el día que las calles en Colombia se vistieron de ríos de personas que pedían a gritos un NO rotundo a la reforma tributaria que planeaban por aquel entonces.

 

Pasaron los días y el estallido se fue apagando, pero las voces retumbaban cada 28 de cada mes. Y fue así como llegó el 28 de abril de 2022; un año de estallido social, un año para recordar.

 

Fiesta, baile y pintura se hicieron presente este jueves en la entrada de la Universidad Nacional, por la calle 26. A pesar de la incesante lluvia, los jóvenes nuevamente fueron promotores de tomarse las calles, de salir a cantar, a lanzar arengas y mostrar su inconformismo con el gobierno y lo que pasa en Colombia.

 

La lluvia no amainaba, pero esto no fue impedimento para comenzar a bloquear las calles, para saltar y pedir incesantemente que paren las masacres, que cese la violencia y para recordar a aquellos que de una u otra forma hicieron del estallido social, una forma de vivencia.

 

Pasaron los minutos y mientras desde diferentes puntos de la ciudad comenzaron a llegar más manifestantes, la lluvia iniciaba su adiós. La entrada de la universidad era un festín de música, comida y algarabía, cuando de repente hicieron su aparición los estudiantes de la Universidad Pedagógica, Colegio Mayor de Cundinamarca y otros más de la Javeriana; todo estaba sentado para lo que vendría.

 

Para rematar la faena, llegaron ellos, unos de los más esperados; los vestidos de negro, con sus armas de fuego, con sus aturdidoras y su gas ardiendo. Pasaron los minutos y la tensión en el ambiente no se hizo esperar. Y como si de un trueno se tratara, un estallido rompió la monotonía; era hora de la confrontación.

 

Piedras, palos, botellas, gas lacrimógeno y aturdidoras estaban servidas sobre la mesa. Todo un coctel que supuso un duro enfrentamiento entre manifestantes y el Esmad.

 

Fueron más de cuatro horas donde hubo capturados, heridos, aturdidos y hasta prendidos (por aquello de las bombas molotov que lanzan los manifestantes). Tiempo en el cual nuevamente se vieron las caras dos viejos conocidos, dos viejos enardecidos; uno del lado del pueblo, otro del lado gobierno. Dos viejos conocidos que no pueden vivir el uno sin el otro.

 

Fue una jornada calmada por lo demás, al final y al regresar, las calles dan cuenta del duro comportamiento del hombre en la contienda. Una contienda que no dejó ganador ni vencedor; pero sí dejó un round pendiente para una próxima ocasión.