El tenis colombiano celebra un logro histórico con sello llanero. Gabriela Barreto Campo, una joven deportista de 13 años y 3 meses, nacida en Villavicencio, Meta, inscribió su nombre en el ranking mundial Juniors de la Federación Internacional de Tenis (ITF), al sumar sus primeros puntos en este prestigioso escalafón que reúne a las mejores raquetas juveniles del planeta.
Torneo
El hecho se produjo durante el Torneo J60 de Cartagena, una cita de gran relevancia dentro del circuito internacional juvenil. Barreto Campo dejó en claro su enorme potencial al imponerse con autoridad en la primera ronda sobre su compatriota Rebeca Sarmiento, a quien derrotó con un categórico doble 6-1. Con esa victoria, la metense no solo abrió su camino en el ranking global, sino que también se convirtió en una de las jugadoras colombianas más jóvenes en alcanzar este reconocimiento.
Este resultado cobra aún más relevancia al considerar la corta edad de Gabriela, quien ha venido forjando su carrera entre entrenamientos exigentes y la disciplina que caracteriza a los grandes atletas. Su paso por Cartagena refleja el fruto de un proceso que combina talento, esfuerzo familiar y dedicación diaria, en un deporte que demanda no solo condición física, sino también fortaleza mental y estrategia en cada partido.
Actualmente, Gabriela continúa compitiendo en el certamen con la mirada puesta en seguir acumulando puntos que le permitan escalar posiciones en el ranking ITF. Este escenario, donde se enfrentan jóvenes promesas de diferentes continentes, representa una oportunidad invaluable para medir su nivel frente a rivales internacionales y proyectar su carrera hacia nuevas metas.
Más allá del resultado deportivo, el desempeño de Barreto Campo se convierte en un motivo de orgullo para el Meta y la región de los Llanos Orientales, tradicionalmente reconocida por su aporte al deporte nacional en disciplinas como el fútbol, el atletismo y el boxeo, pero que ahora empieza a abrirse camino también en el tenis. La aparición de una figura como Gabriela demuestra que en Villavicencio y en el Meta existen talentos con capacidad de trascender fronteras si cuentan con el apoyo necesario.
