Día 275 de la invasión de Rusia a Ucrania. El Papa Francisco escribió una carta dirigida a Ucrania y a propósito del genocidio Holodomor, la hambruna ordenada por el dictador soviético Iósif Stalin entre 1932 y 1933 en Ucrania.
La misiva fue revelada por el Vaticano y en el texto el máximo jerarca de la Iglesia Católica expresa admiración por el valor del pueblo ucraniano su admiración.
«Desde hace nueve meses, se ha desatado la absurda locura de la guerra. En sus cielos, el siniestro rugido de las explosiones y el ominoso sonido de las sirenas resuenan sin cesar»
Así arranca el texto escrito por puño y letra del papa argentino quién en varias ocasiones desde el inicio de la guerra se ha ofrecido como mediador.
«Lloro con ustedes por cada pequeño que, a causa de esta guerra, ha perdido la vida, y como cientos de niños».
Agregó el Papa Francisco que «la humanidad entera está derrotada. Ahora están en el regazo de Dios, ven su angustia y rezan para que se acabe».
Su dolor es mi dolor:
El Pontífice hace llegar una vez más su cercanía: «No hay día en que no esté cerca de ustedes y no los lleve en mi corazón y oración. Su dolor es mi dolor».
«La cruz que torturó al Señor vuelve a vivir en las torturas encontradas en los cadáveres, en las fosas comunes, en esas imágenes sangrientas que han entrado en nuestras almas».
También envía mensaje a los jóvenes y les dice «para defender su patria tuvieron que poner las manos en las armas».
A las viudas, los adultos les dedica unas palabras y en las que resalta el valor con el que han protegido por todos los medios a sus seres queridos.
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Qué paso en Holdomor:
Tras reconocer el trabajo de tantos voluntarios, se dirige a las autoridades ucranianas, a las que anima a tomar decisiones con visión de futuro con vistas a lograr la paz y desarrollar la economía ante la destrucción de tantas infraestructuras vitales tanto en el campo como en la ciudad.
El Papa cita el noventa aniversario del genocidio del Holodomor: «El mundo ha reconocido a un pueblo audaz y fuerte, un pueblo que sufre y reza, que llora y lucha, que resiste y espera: un pueblo noble y martirizado«.
Anotó «Sigo estando cerca de ustedes, con mi corazón y con mi oración, con la preocupación humanitaria, para que se sientan acompañados, para que no se acostumbren a la guerra, para que no se queden solos hoy y sobre todo mañana, cuando quizá llegue la tentación de olvidar su sufrimiento».
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