Harold Andrés, de 28 años, estuvo a punto de ser asesinado dentro de su casa, ubicada en el municipio de Corozal, en Sucre. Afortunadamente le dio tiempo de reaccionar y forcejear con su victimario.
En sólo cinco días se han perpetrado seis atentados de sicariato contra los uniformados de la Policía de Sucre, tres de los cuales han resultado heridos, además de un civil que quedó atrapado en la línea de fuego en uno de estos ataques.
El patrullero de la policía Harold Andrés Medina Bertel, de 28 años, estuvo a punto de morir cuando también fue atacado por un hombre que irrumpió en su vivienda el viernes por la noche mientras descansaba en la sala junto a su madre.
«No me mates«, fueron las palabras que pronunció el agente antes de someterse a un forcejeo con su asesino en su intento por apoderarse del arma. Todo ocurrió alrededor de las 11:00 de la noche en la calle principal del barrio El Prado, en Pileta, Corozal.
Según los familiares de Harold, el verdugo, con la pistola en la mano y decidido a detonarla en cualquier momento, llegó a la puerta del hogar donde se encontraba el agente e intentó abrirla, fue entonces cuando el oficial, que estaba de civil, se levantó e intentó persuadir al pistolero con palabras para que no lo matara.
Pero al cabo de unos segundos, el sujeto consiguió abrir la puerta, y fue entonces cuando el funcionario reaccionó y se enfrentó contra él. Allí se enzarzaron en un forcejeo por el arma de fuego, que al tiempo fue interrumpido por el cómplice del asesino que llegó en una moto en busca del victimario.
Según se pudo conocer, en medio de este mano a mano, Harold recibió un disparo en el abdomen, a pesar de que un informe policial revela otra herida en el lado derecho de la cabeza.
Ahora bien, los seis atentados comentados al principio de este artículo y que han ocurrido en los municipios de San Onofre, Toluviejo, Chalán (a una tropa de infantería), Sincelejo, Betulia y ahora Corozal, presuntamente ordenados por cabecillas del ‘Clan del Golfo’, han alertado a las autoridades gubernamentales.
Esto ha llevado a que la policía ofrezca una recompensa de hasta 10 millones de pesos para quienes proporcionen información precisa que conduzca a la ubicación e identidad de los responsables de la escalada criminal contra la institución policial.