La idea de que los jugadores de ajedrez se vuelven locos es un mito que ha persistido a lo largo del tiempo. Sin embargo, no hay evidencia científica que respalde esta afirmación.

Es cierto que el ajedrez es un juego complejo y exigente que puede generar estrés y ansiedad en los jugadores. Esto se debe a que requiere una gran concentración, memoria y capacidad de análisis. Además, la presión por ganar y el miedo a cometer errores pueden aumentar la tensión durante las partidas.
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Sin embargo, esto no significa que los jugadores de ajedrez sean más propensos a sufrir problemas de salud mental que la población general. De hecho, muchos jugadores de ajedrez llevan vidas normales y saludables.
Es importante tener en cuenta que algunos jugadores de ajedrez famosos a lo largo de la historia han sufrido problemas de salud mental. Sin embargo, no es posible determinar si estos problemas fueron causados por el ajedrez o si se debían a otros factores.

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En resumen, no hay evidencia que sugiera que los jugadores de ajedrez se vuelven locos. El ajedrez es un juego desafiante que puede generar estrés y ansiedad, pero no es más perjudicial para la salud mental que cualquier otra actividad competitiva.

El caso de Bobby Fischer
Bobby Fischer fue un gran maestro de ajedrez estadounidense y el undécimo campeón mundial de ajedrez. Nació en Chicago, Illinois, el 9 de marzo de 1943.
Fischer fue un niño prodigio del ajedrez. Aprendió a jugar a los seis años y rápidamente se convirtió en uno de los mejores jugadores del mundo. A los 14 años, se convirtió en el campeón de ajedrez más joven de Estados Unidos.
En 1972, Fischer derrotó al campeón mundial soviético Boris Spassky en Reikiavik, Islandia. Este fue un momento histórico, ya que fue la primera vez que un jugador no soviético ganó el título mundial de ajedrez.
Bobby también fue tildado de paranoico por sus acusaciones sobre las maniobras y arreglos de los rusos en los torneos de candidatos, en los que hacían tablas rápidas entre ellos para concentrarse en los duelos con Fischer.
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Las razones por las que Bobby Fischer abandonó el ajedrez son complejas y multifacéticas. Algunos de los factores que influyeron en su decisión incluyen:
Problemas de salud mental: Fischer sufría de paranoia y esquizofrenia, que se intensificaron con el tiempo. Estas condiciones le dificultaban concentrarse y jugar al ajedrez al más alto nivel.

Desacuerdo con la FIDE: Fischer no estaba de acuerdo con las reglas y regulaciones de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). Se quejaba de que las partidas por el campeonato mundial eran demasiado largas y agotadoras, y que la FIDE no estaba haciendo lo suficiente para promover el ajedrez.
Pérdida de interés: A medida que Fischer envejecía, comenzó a perder interés en el ajedrez. Se dedicó a otros intereses, como la religión y la política.
Miedo al fracaso: Fischer era un perfeccionista y tenía un gran miedo al fracaso. Es posible que haya abandonado el ajedrez para evitar la posibilidad de perder una partida importante.

