Tomar perspectiva nos ayudará a ver las cosas desde otro ángulo y podremos sopesar las posibilidades que nos ofrece nuestra nueva situación para así transformar una experiencia negativa en positivo.
Transformar una situación negativa en positiva no es cuestión de un día, ni de un momento en concreto, sino de un ejercicio diario que debemos aprender a llevar con nosotros, para nuestro bienestar.
La negatividad puede convertirse en un mal hábito, si no nos acostumbramos a mantener una perspectiva sana de las cosas. Por ello, en ocasiones, es nuestra actitud lo que empeora las situaciones, más que los problemas en sí.
Una técnica muy curiosa y divertida para transformar lo negativo en positivo es intentar invertir lo que te está sucediendo. Por ejemplo, en lugar de comenzar el día con un “qué mal me siento”, proponte y di: “hoy me voy a sentir bien”. Eso sí, debes procurar poner todo de tu parte para creértelo y lograrlo.
Repítelo las veces que sean necesarias hasta que lo interiorices y seas consciente de que es mucho mejor proponerse estar bien y aprovechar el día, que pasarlo entre quejas y pesimismos. En realidad, tienes el poder para cambiar tu forma de ver y experimentar las cosas.
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Ante lo negativo, ten siempre una respuesta positiva. No podemos controlar todo lo que nos sucede. Puede que mañana nos despidan del trabajo, que no podamos pagar el piso o que nuestra pareja nos deje. Así, que no te dejes llevar, todo tiene solución.