ué detonó la tensión
- El presidente estadounidense Donald Trump declaró públicamente que cualquier país “que produzca o trafique drogas hacia Estados Unidos” podría ser blanco de ataques militares, y mencionó explícitamente a Colombia como posible objetivo.
- Concretamente, Trump insinuó que los ataques podrían pasar de operaciones marítimas (contra narcolanchas) a acciones terrestres — lo que encendió alertas de soberanía en Bogotá.
Reacción colombiana: rechazo y contrapropuesta
- Gustavo Petro — presidente de Colombia — respondió con dureza: advirtió que dichas amenazas equivalen a una “declaración de guerra” y que atacar la soberanía colombiana “despertaría el jaguar americano que está dormido”.
- Asimismo, por instrucción de Petro las fuerzas de seguridad de Colombia suspendieron la cooperación de inteligencia con agencias estadounidenses — al menos mientras duren los ataques a presuntas narcolanchas por parte de EE. UU.
- La Cancillería de Colombia emitió un comunicado oficial rechazando las amenazas como violatorias de la soberanía nacional y defendiendo que Colombia continúa su lucha contra el narcotráfico con respeto a derechos humanos.
Qué acciones concretas se han tomado o anunciado
- La suspensión de intercambio de inteligencia entre las fuerzas colombianas y las agencias de EE. UU. como gesto de protesta por los ataques en aguas internacionales contra supuestas narcolanchas.
- Colombia ha llamado a una colaboración basada en respeto mutuo, y ofreció “destruir juntos” los laboratorios de cocaína, pero bajo las leyes colombianas y sin amenazas externas.
Qué podría implicar en lo inmediato
Mayor polarización diplomática y posible impacto en comercio, cooperación internacional, inversión extranjera o ayudas que dependan de EE. UU. hacia Colombia.
Un deterioro serio de la cooperación en temas de seguridad, inteligencia y lucha antidrogas entre Colombia y Estados Unidos.
Riesgo de escalada: si EE. UU. decidiera avanzar con acciones militares dirigidas a territorio o instalaciones en Colombia — algo que las autoridades en Bogotá interpretan como una agresión directa.
