Hay que saber sufrir. Esta es una frase famosa en el fútbol, una a la que se aferró la Selección Colombia y que pudo cumplir de manera efectiva para volver a una final de Copa América después de 23 años. El equipo dirigido por Néstor Lorenzo resistió con un hombre menos todo el segundo tiempo debido a la expulsión de Daniel Muñoz en el cierre de la etapa inicial e incluso tuvo chances claras para sentenciar la semifinal ante Uruguay.
Una dramática victoria que pone a la Tricolor en una cita con la historia. Este domingo 14 de julio a las 7:00 p.m. en el Hard Rock Stadium de Miami, buscará su segunda consagración en Copa América ante la campeona del mundo, defensora del título y líder del palmarés con 15 trofeos (los mismos que Uruguay, pero con más subcampeonatos): la Argentina de Scaloni, Messi y compañía.
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La gran versión de Colombia
Lo del segundo tiempo en el Bank of America Stadium de Charlotte, Carolina del Norte, fue otra versión más de esta Selección. Las circunstancias obligaron a tomar decisiones y fueron las acertadas. Un bloque bajo para defender la diferencia mínima, dejando preocupación a la defensa uruguaya con la presencia de Luis Díaz y Jhon Córdoba. Más adelante, la apuesta fue la línea de cinco con el ingreso de Yerry Mina para ubicarse como último hombre y con los laterales fijados, priorizando la fase defensiva. La Celeste no encontró facilidad para romper esa muralla e incluso estuvo expuesta a que Colombia lo liquidara.
Esta Selección está acostumbrada a ser protagonista: presiona la salida del rival o en el mediocampo, fuerza errores de los defensas rivales, controla el juego a través de la posesión y progresión en campo adversario, y aprovecha la velocidad y proyección por las bandas. Pero también demostró que sabe defenderse cuando tiene que hacerlo, puede poblar zonas del campo para complicarle las cosas al rival, y ha encontrado la madurez en sus jugadores para entender los momentos del partido: cuándo acelerar, cuándo se necesita una pausa, cuándo hay que bajar el ritmo del juego. Resiliencia y adaptación.
El juego aéreo, un arma potenciada
Históricamente, Paraguay y Uruguay han sido selecciones sudamericanas caracterizadas por su fortaleza en el juego aéreo. En esta edición de la Copa América, ambas sufrieron ante Colombia por arriba, algo que pocos esperaban, y ambas con la misma fórmula James-Lerma. El otro gol en el debut copero ante la Albirroja también llegó por arriba a través de Muñoz.
Muñoz, Lerma en dos oportunidades, Davinson Sánchez y Jhon Córdoba son los autores de los cinco goles de cabeza que ha marcado la Tricolor en esta Copa, un arma potenciada en la era Lorenzo.
James en modo bestia
Man of the week: James Rodríguez. Esto es lo que ha publicado la organización de la Copa América en las cinco jornadas (tres de fase de grupos, cuartos de final y semifinales) disputadas hasta el momento. El ‘10′ ha sido la figura del torneo y el líder de Colombia. En la previa al torneo existían dudas debido a su poca continuidad en Sao Paulo, pero eso no fue impedimento para mostrar su mejor versión. La magia intacta a la que le suma entrega y sacrificio, despliegue para colaborar en fase defensiva y la lucidez para hacer brillar a sus compañeros. Es el socio de todos, el director de orquesta y como lo dijo Luis Díaz: “Esta es la Copa de James”.
La seguridad de Vargas y Davinson
Dos goles en contra en cinco partidos jugados. Tres veces con el arco en cero. Camilo Vargas es uno de los principales responsables del gran momento de Colombia, pues cuando ha sido exigido ha respondido con sus atajadas salvadoras, esas que le dan seguridad y confianza al resto del equipo.
Los buenos números también están soportados por la solidez de la primera línea comandada por Davinson Sánchez, que ha vuelto a mostrar ese alto nivel que en su momento le abrió las puertas del fútbol europeo y lo llevó a la Premier League. Anticipos, firmeza en los duelos, juego aéreo en las dos áreas. Otro pilar de este equipo.
Decisiones de Lorenzo, el padre de la Sele
No es un secreto que a James le ha ido mejor con entrenadores paternalistas, si se pueden llamar así, y en Néstor Lorenzo encontró ese apoyo. El argentino le ha dado la confianza al ‘10′, que ya hemos visto cómo respondió, pero no es la única gran decisión que ha tomado. Desde el manejo de grupo hasta la consolidación de un XI; un trabajo importante que él mismo califica como aporte para el crecimiento del fútbol de nuestro país, más allá de superar o no un récord de partidos sin caer (llegó a 28 y pasó a Francisco Maturana).
Lorenzo hizo de Lerma una pieza vital de su esquema, acompañado por una de las revelaciones de este tiempo: Richard Ríos. Carácter, despliegue y buen fútbol con el hombre de Palmeiras en el mediocampo. Santos Borré parecía el dueño del puesto en el frente de ataque, pero el DT apostó por Córdoba y le ha dado frutos, un jugador potente, que arruma rivales, juega de pívot, aguanta marcas, y presiona. Un XI consolidado que tendrá el cambio obligado para la final en la banda derecha, pero sin importar los nombres, el colectivo funciona y cumple. Un equipo que invita a soñar con la segunda.