En un discurso encendido y conmovido, la alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, alzó su voz contra los ataques simbólicos y personales que reciben muchas mujeres en la política. Lo hizo durante la IV Cumbre Nacional de Mujeres Diputadas de Colombia, donde sin nombrarlo directamente, respondió con contundencia a los señalamientos que habría hecho en su contra el exalcalde Andrés Hurtado, su antiguo mentor político.
Pocos días antes, en una reunión privada, Hurtado habría utilizado un versículo bíblico para referirse a ella como “tonta”, lo que desató polémica en círculos políticos. Aranda aprovechó el escenario nacional para defender el rol de la mujer en el poder: “Nos han dicho que somos tontas, jóvenes, viejas o TikToker. Nos han dicho que no merecemos. Pero aquí estamos”, dijo la mandataria.
Contexto
Aranda describió la carga emocional que deben enfrentar muchas mujeres cuando asumen cargos públicos: palabras malintencionadas, burlas, amenazas disfrazadas y mensajes anónimos que buscan intimidarlas. Su intervención se convirtió en un llamado a transformar la política en un espacio de equidad, respeto y empatía.
“No podemos normalizar la violencia. Así no es la política. Nosotras venimos a cambiarla con amor”, enfatizó, generando aplausos entre diputadas, alcaldesas y lideresas asistentes.
Unidad
Durante el evento, propuso un “acuerdo de valentía” para actuar colectivamente ante cualquier tipo de violencia política: “Que ningún insulto nos saque del camino. Si tocan a una, nos levantamos todas”, aseguró Aranda, en lo que muchos interpretaron como una respuesta directa a Hurtado.
La cumbre, que congregó a mujeres electas de todo el país, cerró con compromisos para visibilizar las agresiones y exigir rutas institucionales eficaces para proteger a las víctimas.
Feminismo político
El mensaje de Aranda marca un hito en su gestión. Tras meses de distanciamiento con Hurtado, con quien llegó al poder en 2023, la mandataria ha empezado a construir una identidad propia, más conectada con el liderazgo femenino y las bases comunitarias.
Su intervención también fue vista como un mensaje interno al movimiento conservador local, donde las tensiones con figuras masculinas de peso han crecido.

